Por David S. Celin
Este 11 de mayo se cumplen cinco años del surgimiento del movimientos estudiantil #YoSoy132, aquel que acorraló al entonces candidato Enrique Peña Nieto en una de las universidades privadas más prestigiosas del país.
Era el 11 de mayo de 2012, en medio de la campaña presidencial, Peña Nieto visitó la Universidad Iberoamericana. Con su sonrisa presente, no espera que los estudiantes protestaran en su contra. Lo confrontaban no solo por la manera en cómo gobernó el Estado de México, la entidad más poblada del país, sino lo que implicaría el regreso del partido que dominó México por más de 70 años, el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Los protestantes recordaron el operativo policial que ordenó Peña Nieto contra el pueblo campesino de Atenco al comenzar su administración y el alto grado de feminicidios que dejó cuando gobernaba el estado de México. Le gritaron: “¡Atenco no se olvida! ¡’La Ibero’ no te quiere!”.
Los estudiantes que protestaron la visita fueron catalogados de “acarreados”. Ante esto, los jóvenes publicaron un video mostrando sus credenciales de la universidad. La grabación fue difundida en redes sociales con el hashtag #YoSoy132, creado en modo de solidaridad.
El movimiento creció en pocas semanas, derivando en una serie de protestas dirigidas específicamente contra Peña Nieto. Las protestas comenzaron en la Ciudad de México, pero se extendieron a varios estados del país, como Durango, Aguascalientes, Zacatecas, Yucatán, Guerrero, Jalisco, Estado de México, Puebla, Hidalgo, entre otros.
El ‘hashtag’ fue el lema catalizador al que se podía adherir cualquier persona, aunque se extendió principalmente a través de las universidades. Fue un movimiento que lanzó a una generación a la protesta, jóvenes que parecían desinteresados en la política.
El movimiento #Yosoy132 planteaba una nueva forma de hacer política en las calles con diversos ejes como la democratización de los medios de comunicación, el voto informado y el apartidismo, como afirmó el columnista Jenaro Villamil.
Antes de este movimiento, Peña Nieto tenía asegurada una campaña tranquila. Cadenas de televisión y hasta revistas del corazón lo presentaban como el alfil del “nuevo PRI”, una versión supuestamente modernizada que traía una agenda de reformas privatizadoras.
Pese a todo, el PRI ganó las elecciones. Algunos voceros de #Yosoy132 decidieron unirse a las televisoras que tanto habían criticado, y ello fue usado mediáticamente para hundir al movimiento, rematado con la represión extendida por toda la Ciudad de México en la toma de posesión de Enrique Peña Nieto el 1 de diciembre del 2012, en la que más de un centenar de personas fueron detenidas y un director de teatro herido de muerte.
Dejó de ser un movimiento estudiantil, de acompañar las protestas magisteriales, indígenas, de plantear los problemas de las Reformas Estructurales.
Otros de los voceros se alejaron de las protestas, otros siguen en temas de derechos humanos, libertad de expresión, ambientales; unos más siguen estudiando en el extranjero. Algunos más están en ámbitos privados.
Pero decir que no pasó nada es una lectura simplista, la irrupción del 132 significó volver evidente la crisis del sistema y puso el dedo en cuestiones como el monopolio de la comunicación, desnudó los artilugios del poder con ello empezar a transformar el sentimiento de la nación.