CIUDAD DE MÉXICO, 14 de mayo, (EDT).— Los incendios de los últimos días y la falta de vientos en la capital del país y su zona metropolitana han ocasionado la concentración de contaminantes, como las partículas PM2.5: materia particulada que está suspendida en el aire y cuyo diámetro es de 2.5 micrómetros, es decir, alrededor de 100 veces más delgadas que un cabello humano, de acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
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Las partículas PM2.5 son sustancias en estado sólido o líquido que se componen de varios elementos: pueden ser restos como hollín, diesel, cenizas o metales pesados como cobre, zinc, plomo, entre otros, que provienen de distintas fuentes como automóviles, fábricas, quema de madera y otras actividades humanas.
La mayor parte de las partículas PM2.5 se forman en la atmósfera como resultado de reacciones complejas de químicos, como el dióxido de azufre y los óxidos de nitrógeno, que son contaminantes emitidos por centrales eléctricas, industrias y automóviles.
Ya en serio sí me duele la cabeza. ¿Esas partículas pueden afectar mi salud?
Diariamente, respiras entre cinco y ocho litros de aire por minuto y al inhalar aspiras cualquier partícula que este flotando en el ambiente y viaja a tu sistema respiratorio. Debido a su tamaño tan pequeño, las defensas de tu cuerpo no son efectivas contra las partículas PM2.5, que pueden llegar a tus pulmones con gran facilidad cuando inhalas.
La primera reacción de tu organismo contra estas partículas y sus componentes es resequedad, irritación, incremento en las secreciones, tos o dificultad para respirar y reacciones del sistema inmunológico.
Además, los niveles altos de partículas PM2.5 también ocasionan silbido agudo al pasar el aire por los conductos respiratorios, opresión en el pecho, irritación en los ojos y en la nariz o garganta, así como función pulmonar reducida; ataques de asma, ataques al corazón y muerte prematura en personas con enfermedades cardíacas y pulmonares.
📌Conoce qué son las partículas PM2.5 y que riesgos tienen para la #salud pic.twitter.com/88Vb6QKNcd
— Noticias Congreso (@NoticiaCongreso) May 14, 2019
A pesar de que las partículas suspendidas pueden provocar daños en cualquier persona, ciertos grupos son especialmente vulnerables a sus efectos, como niños, adultos mayores, deportistas y aquellos con problemas de asma o bronquitis.
Por causas naturales, los niños respiran más rápido que los adultos y si se toma en cuenta que los pulmones se terminan de desarrollar durante la infancia y la adolescencia, el resultado es la acumulación de partículas en ese órgano puede ocasionar daños irreversibles.
También el daño en el sistema respiratorio puede hacer que aumente el uso de medicamentos, las visitas al médico o que las emergencias sean más frecuentes.
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¿Qué puedo hacer para cuidarme?
- Evitar actividades al aire libre. No realizar actividades vigorosas tales como ejercicio intenso, el cual incrementa la dosis de contaminantes inhalados.
- Evitar la realización de actividades cívicas, culturales, deportivas y de recreo al aire libre en centros escolares. En caso que sea posible, se recomienda que los grupos sensibles permanezcan en sus hogares (infantes, personas de la tercera edad y enfermos de las vías respiratorias y cardiovasculares).
- Permanecer en interiores, con las ventanas y puertas cerradas.
- Evitar la cocción de alimentos con leña, carbón o gas; no prender velas o incienso y no fumar.
- En caso de contar con aire acondicionado, utilizarlo en modo de “recirculación”. Si tiene que realizar actividades de limpieza, que sean en húmedo.
- Acudir al médico en caso de haberse expuesto al humo o si sienten molestias.
- Evitar el uso de lentes de contacto.
- Facilitar el trabajo desde casa, especialmente para trabajadores que forman parte de los grupos sensibles.
- En el caso de hogares cercanos a las zonas de incendio, donde el humo sea denso, colocar toallas húmedas en las zonas por donde pueda introducirse a las habitaciones (ranuras de puertas y ventanas). Si es posible, retirarse del área.
- En caso de encontrar cenizas provocadas por los incendios, evite el contacto con ellas, no permita que los niños y las mascotas entren en contacto, impida el contacto de las cenizas con su piel; si necesita barrerlas del piso u otras superficies, humedézcalas ligeramente y no permita que se suspendan de nuevo en el aire.
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EDT/TIV