La Ciudad de los Palacios es otro de los nombres bajo los cuales se le conoce a la Ciudad de México. Se le llama así por los edificios que esta posee. El nombre fue acuñado por Charles Joseph La Trobe, pero también se dice que pudo haber sido Alexander Von Humboldt, quien lo utilizó por primera vez.
Los impactantes edificios virreinales del Centro de la Ciudad de México son majestuosos palacios que, para la época, resultaron sumamente altos en su construcción; hecha de rojo tezontle y cantera. Lo que en Mesoamérica se conoció como La Gran Tenochtitlan, es también una ciudad repleta de palacios señoriales.
Los mexicanos somos seres barrocos y no hay mejor ejemplificación de ello que el Centro Histórico: plagado de edificios que contrastan con nuestro pasado indígena, virreinal, y que atraviesan todos los periodos históricos del país hasta llegar a nuestros días.
Desde el año 1982, la UNESCO proclamó que el 18 de abril sería el día para sensibilizar sobre nuestro patrimonio y así fue que se creo el Día Internacional de Monumentos y Sitios. Como todo ser humano, nos debemos a nuestras circunstancias y por ello, en este día se nos invita a reflexionar, a pensar y resaltar la importancia del Patrimonio Cultural que cada rincón del mundo nos ofrece.
La cosmopolita CDMX es un lugar donde todo sucede, es un baúl sin fondo de secretos y acontecimientos a lo largo de su existencia. A continuación algunos de los secretos o curiosidades que el Centro Histórico de la Ciudad de México guardan:
-Todo el Centro Histórico es Patrimonio Cultural de la Humanidad desde el año 1987.
-El Ex Convento de San Jerónimo es la actual Universidad del Claustro de Sor Juana. El convento en el que las monjas jerónimas (orden a la cual perteneció la Décima Musa), así como muchos edificios de la zona; durante el siglo XX, presenció diversos cambios. Llegó a ser hospital y cuartel militar; un bar y hasta fue diseñado para ser la casa principal de Antonieta Rivas Mercado (hija del famoso arquitecto porfirista, quien adquirió el inmueble y lo heredó a sus hijas). Después de varios años, fue expropiado y se realizaron diversas investigaciones en él. Actualmente también cuenta con un museo dentro de sus instalaciones y tiene acceso gratuito.
-La calle de Mesones tiene edificios tan viejos como la misma ciudad y muchos de ellos tienen demasiadas habitaciones. Desde tiempos virreinales fue una calle conocida por las prostitutas que ahí vivían. En la actualidad, si se sigue por toda la calle de Mesones, se llega a La Merced y los lugares donde aún hay personas que se dedican a estas actividades. También fue de los primeros lugares que ofrecían espacios y alojo a los viajeros.
-El Centro tiene más de 40 museos. Así es, son muchísimos museos en sólo una zona. Cabe mencionar que la Ciudad de México es la que tiene más museos en todo el mundo.
-En la calle de Motolinia y Madero hay un león justo en su esquina; que es la marca que muestra hasta dónde llegó el nivel del agua de una inundación que tuvo lugar entre 1629 y 1634. La ciudad es conocida por sus inundaciones; después de todo está construida sobre un lago.
-Hay un monumento dedicado a la conquista de México. Está afuera de la Iglesia de San Judas Tadeo en Hidalgo. Es un monumento de más de 2 metros de alto y se llama “Blasón de la conquista”. Este fue colocado un año después de esta, para honrar a los caídos durante la Noche Triste (cuando los españoles perdieron numerosos soldados en uno de los sucesos más importantes de aquella época).
-La primer fiesta patronal de la Nueva España fue precisamente El Paseo del Pendón. Durante La Noche Triste, los españoles huyeron desde lo que ahora es Palacio Nacional, atravesaron toda la calle que actualmente es Madero y llegaron hasta Hidalgo (donde se encuentra la iglesia). Cientos de soldados españoles e indígenas murieron ese día en una inundación y lodazal que se propició durante la lluviosa noche.
-El Kiosko Morisco (que está en Santa María la Ribera), se encontraba donde ahora está el Hemiciclo a Juárez; mismo que fue colocado ahí durante el Porfiriato.
-La musa de los grandes muralistas del pasado: Coatlicue, diosa de la fertilidad que también es llamada Tonantzin; fue encontrada junto al Templo Mayor y durante varias décadas se mantuvo “encarcelada” por la representación simbólica que esta tenía para los indígenas: arma de dos filos con increíble poder evangelizador para los españoles.