WASHINGTON, 13 de Agosto (EDT).— Muchachos y muchachas, ¿recuerdan la triste historia de la ballena que había perdido a su bebé a las pocas horas de haber nacido y que viajaba empujando el cuerpo de su cría por las aguas del océano Pacífico? Pues finalmente terminó con su duelo y ya regresó a alimentarse y a convivir con su manada.
La orca adulta, llamada Tahlequah (o J35 para científicos), fue vista sin el cuerpo de su cría cerca de la isla de San Juan, en la costa de Washington. Verla sin su cría muerta significa que el proceso de duelo ha cerrado su capítulo más doloroso.
Tras el avistamiento, Ken Balcomb, director del Centro de Investigación de Ballenas, aseguró que Tahlequah, de 20 años, parecía saludable y había regresado a su comportamiento habitual a pesar del sufrimiento de varios días.
La orca J35 captó la atención de todo el mundo luego de ser descubierta con su cría muerta, que falleció aproximadamente una media hora después de haber nacido el 24 de julio.
Los científicos piden no interpretar el comportamiento animal desde la perspectiva humana, porque puede inducir a errores o engaños; sin embargo, la periodista Susan Casey –especializada en vida marina– aseguró que este caso particular, el recorrido de Tahlequah junto a su cría sí constituyó un “recorrido de duelo”.
“La idea de que Tahequah está en duelo por la muerte de su cría no es una proyección sentimental. La ciencia lo respalda con firmeza”, afirmó en una columna de opinión publicada en el diario New York Times.
Además de la triste noticia, la pérdida de la cría fue un duro golpe para la población de orcas, las cuales se encuentran en apuros debido a la escasez de salmón. La bebé, una hembra, hubiera sido el primer ejemplar nacido vivo desde 2015.
Tahlequah es una de las dos orcas que los científicos han estado monitoreando. El segundo, J50, también conocido como Scarlet, es un pequeño de 3 años que, según los científicos, está críticamente desnutrido.
EDT/dsc