CIUDAD DE MÉXICO.- El carismático Pedro Infante se caracterizó siempre por su gran presencia: su voz, su galanura y su gracia natural le garantizaron para la eternidad un lugar en el corazón del cine mexicano. Sin embargo, entre todas sus películas, hoy destacamos Los tres huastecos, donde una ocurrente pequeña le robó cámara. Hoy, honramos la memoria de María Eugenia Llamas, mejor conocida como La Tucita, quien partió el 31 de agosto de 2014, a los 70 años.
La Tucita: talento nato
La pequeña María Eugenia, originaria de la Ciudad de México, tenía tan sólo cuatro años cuando realizó su debut en la popular cinta de Ismael Rodríguez. Corría el año de 1948 cuando, en la pantalla, apareció una irreverente niña trenzada que desafiaba a su endurecido padre.
Hija de refugiados españoles, La Tucita ganó el lugar que la llevaría al estrellato, según se relata, casi por obra del destino. En realidad, fue su hermana quien acudió a las audiciones de la película, las cuales había sido anunciadas por la radiodifusora XEQ.
El día del casting, María Eugenia fue anotada en la lista de candidatas simplemente porque ya estaba ahí. Una vez que inició su audición, la pequeña maravilló a Ismael Rodríguez y Pedro Infante, quienes quedaron encantados con su talento y carisma. Además, por si fuera poco, la niña hizo gala de su osadía cuando, sin que nadie se diera cuenta, manipuló a los animales con los que interactuaría en la película: una tarántula y una víbora.
Su personaje estaba originalmente nombrado como La Tuza, en referencia al nombre popular del Geomyidae, un pequeño roedor excavador y escurridizo. Como era de esperarse, la edad y la ternura que emanaba la joven María Eugenia propició la modificación al diminutivo, quedando su nombre para la posteridad: Tucita.
Sólo el despegue
El trabajo de María Eugenia en Los tres huastecos le valió una nominación a los Premios Ariel en su cuarta edición. Sin embargo, no fue hasta 1951, cuando participó en Los hijos de la calle, que ganó el prestigiado galardón a la Mejor Actuación Infantil.
Entre su filmografía pueden hallarse título donde compartió cámara con actores de gran talla. Podemos mencionar Las dos huerfanitas, con Evita Muñoz Chachita y Joaquín Cordero, o la misma Los hijos de la calle, donde actuó junto a Miguel Inclán y Andrés y Domingo Soler. Otras de sus películas son La segunda mujer, Los niño miran al cielo, Dicen que soy mujeriego y El seminarista; estas dos últimas, también con Pedro Infante.
Posteriormente, ya con más edad, participó en la telenovela Gutierritos al lado de Luis de Alba. También formó parte del mundo teatral, donde trabajó con Manolo Fábregas y Lorenzo de Rodas. Igualmente hizo radio, televisión y participó en un circo, en cuyo escenario cobró notoriedad por sus valientes interacciones con leones y elefantes.
Junto a su esposo, el locutor Rómulo Lozano, fundó el teatro Fórum, el cual ofreció durante dos décadas grandiosos espectáculos en Monterrey y engendró a infinidad de artistas, comediantes y cantantes. Después, a finales de los 80, se convirtió en una excelente cuentacuentos, oficio que la llevó a dar giras por todo el país, además de España y varios países de América del Sur. Y desde luego, imposible omitir su obra como Jefa de Cultura en el Penal de Topo Chico.
Recordamos con cariños a la talentosa María Eugenia Llamas, La Tucita, ícono del cine de oro mexicano.
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Con información de Milenio Noticias
ET/SRH