Ciudad de México.- Durante la presentación del libro “Obra negra. Olimpia 68; Una versión de Hamlet: tres textos para la escena”, de Flavio González Mello, expertos en teatro coincidieron en que se tratan de tres obras pensadas para la escena que fungen como juegos de inteligencia y reflexiones sociales, políticas y literarias, y aunque son obras monumentales, no sólo por su grandeza, sino también por su extensión, manejan una agilidad en sus diálogos que resultan dinámicos, lineales y auténticamente mexicanos.
La Casa Universitaria del Libro (CASUL) el pasado 7 de marzo fungió como escenario de la presentación editorial a cargo de Publicaciones y Fomento Editorial, y Teatro UNAM, en la que además del autor estuvieron presentes la Doctora Jacqueline Bixler, profesora en Virginia Tech; Mario Espinosa, director del Centro Universitario de Teatro (CUT) y la dramaturga y crítica de teatro Verónica Bujeiro, quien reconoció que es todo un acontecimiento que se publique un libro de teatro porque es el género menos representado en las librerías ya que no se tiene un público lector.
“Los alcances e intereses de González Mello poseen una afortunada naturaleza múltiple que nos permite como espectadores transitar en diversas zonas que nos confrontan con la realidad desde un rigor artístico y una disciplina intelectual que convive en permanente armonía con el sagaz sentido del humor que caracteriza al autor”.
Expuso que cada una de las obras contenidas en el libro son un universo particular, en el caso del primer texto, sobre un edificio inteligente que se está desplomando con gente encerrada, la describió como una obra lúdica e irónica sobre los premios de arte, la arquitectura y la gentrificación; mientras que “Olimpia 68” aborda el tema del evento trágico en el que se transita por la comedia de los deportistas ajenos a la realidad local.
Verónica añadió que en “Una versión de Hamlet”, Flavio se propone el reto de tomar a Shakespeare no como una figura intocable, sino como el ente maleable y misteriosamente vital; y concluyó con que los textos son obras pensadas para la escena pero también son juegos de inteligencia, reflexiones sociales, políticas y literarias.
La doctora Jacqueline Bixler, quien imparte cursos sobre teatro y es directora de la revista Latin American Theatre Review, dedicada al estudio y difusión del teatro latinoamericano, destacó la destreza dramatúrgica de Flavio, por lo cual se volvió fan de su teatro.
“Saber que uno va a estar en el teatro hasta 3 horas pueden quitar las ganas y sin embargo, uno se sienta en su butaca y enseguida se engancha en las historias enredadas que se despliegan sobre el escenario; el tiempo va volando debido a la agilidad de los diálogos y a la brevedad de las escenas que transcurren como si fueran tomas fotográficas, esto lo vemos en particular en Obra negra”.
Aseguró que Flavio tiene el don de la palabra porque “sus diálogos son dinámicos, lineales y auténticamente mexicanos”; además de que le gustan las grandes historias que pueden provenir de los mitos y tragedias o de la misma historia mexicana, y entre sus protagonistas citó a Iturbide, Lascurain, Trotski, Edipo y Hamlet.
“Hay varios temas que domina su teatro, uno es la historia mexicana, Flavio retoma, recrea y a veces trastoca tanto las remotas y pocas conocidas historias, como las consabidas historias de personajes como Trotski. Otro tema es la relación del hombre con el poder y el de la memoria y su pérdida, ésta puede ser personal o física, como en el caso de Edipo, o la pérdida colectiva por la represión, como vemos en Olimpia 68”.
Jacqueline Bixler expuso la cuasi obsesión de Flavio con Shakespeare, en particular el que forma la base del texto de Hamlet, el cual describió como una versión nueva que ofrece una traducción moderna del texto original, al español mexicano con todo su color; y se refirió a la predilección del autor por la farsa, en su caso una farsa negra, rebosante de ironía y humor ácido.
Con ello coincidió el director del Centro Universitario de Teatro (CUT), Mario Espinosa, quien se dijo uno de los espectadores más asiduos del teatro de Flavio, el cual además confirmó la enorme extensión de sus textos, debido a la minuciosidad que desafía a la lectura y los montajes con la cual trata de abarcarlo todo, y como ejemplo mencionó Olimpia 68 que estaba muy larga y cuando Flavio la montó la hizo aún más larga.
Señaló el “agudo sentido de observación, con un humor cáustico y negro de sus obras, que es común en todas, que es un humor muy mexicano, penetrante y destructor. Es un director de largo aliento por su ambición para tratar los temas, por un lado históricos, pero también los grandes dramas clásicos del teatro. Su teatro habla de un Flavio que no se amedrenta ante nada ni nadie, es muy audaz, se propone desafíos muy grandes”.
A pie de escenario
Flavio González indicó que las obras de este libro son disímbolas y que lo único que tienen en común es que fueron escritas pensando en ser estrenadas en algún espacio universitario, y la Universidad Nacional Autónoma de México ha sido ese espacio que permite y estimula a desarrollarlos, en el cual se puede experimentar y sentir el respaldo de la Institución; además, fue en la UNAM donde estudió e hizo sus pininos en el teatro.
“Admito y me confieso culpable de escribir mucho, largo y excesivo, pero quiero decir en mi defensa que me gusta mucho el teatro”, compartió; en este sentido, cuestionó cuántos capítulos de una serie ve la gente al hilo cuando llega a su casa, “entonces no es el tiempo, es si te interesa o no te interesa”.
Explicó que Obra negra surgió de una invitación de Antonio Crestani, cuando dirigía el CUT, para escribir la obra de titulación de una generación y ahí salieron dos de las obras que están en el volumen porque al ver el reparto de hombres y mujeres de 22 años en un espacio universitario pensó en hablar del 68 y comenzó a escribir algunas escenas de lo que después sería Olimpia 68, la cual retomó en el 40 aniversario de esta fecha.
Reveló que Obra negra es un laberinto que escribió de un tirón la cual tenía que ser una pieza en versos aunque no rimados, por lo que fue la obra que más trabajo le ha costado para tratar de que sonara bien al ser dichas con esas métricas; además de que se la dedicó a su padre quien es arquitecto y estuvo presente durante el evento en el cual Flavio leyó un fragmento de cada una de las tres obras.
“Era una vieja obsesión mía montar Hamlet y cuando tuve la oportunidad el maestro Enrique Singer me acogió el proyecto, siempre he tenido esta especie de rechazo a las versiones que quieren volver a Hamlet un personaje del teatro del siglo de oro español y no un isabelino con todo lo que es Shakespeare”, explicó respecto al tercer texto.
“Las tres obras se escribieron a pie de escenario, es decir, que yo las empecé a escribir en la soledad del escritorio pero luego se terminaron en las lecturas, en los ensayos y a veces en las funciones ya de la temporada y eso es algo que yo pienso que es valiosísimo para poder publicar una obra, que haya podido tener ese proceso de decantarse”, finalizó.
El libro puede adquirirse en las librerías de la UNAM. Para más información consultar la página www.teatrounam.com.mx y las redes sociales de @TeatroUNAM.
EDT.MX/CV