Ciudad de México.- Entre los atractivos culturales y artísticos que la Verbena Navideña ha traído este año al Zócalo capitalino, destaca una figura monumental que ha capturado la atención y admiración de miles de visitantes: El Niño de la Paz y el Bien, un impresionante Nacimiento que, en esta temporada de festividades y reflexión, se ha convertido en el centro de las miradas de los paseantes.
Desde las primeras horas del día, familias de todas las edades recorren las múltiples actividades gratuitas que se ofrecen en este emblemático punto de la Ciudad de México. Además de disfrutar de los túneles de luces, las zonas de comida y los tendederos de piñatas, la joya de la corona de la Verbena es, sin duda, el Nacimiento monumental. Esta obra artística integra figuras de gran tamaño de Jesús, María y el Niño Dios Gigante, ante los cuales los visitantes se detienen en reverencia, muchos de ellos persignándose, tomando fotos o simplemente admirando la obra en silencio.
El Niño de la Paz y el Bien es la pieza central que genera asombro. Con dimensiones impresionantes de 4 metros de largo y 2.5 metros de ancho, este Niño Dios, elaborado a mano por la familia Gómez Reséndiz, pesa media tonelada. Su pesebre, con un peso de 400 kilos y una longitud de 5 metros, resalta la dedicación y el arte con los que fue confeccionado. “Yo escuché que es el Niño Dios más grande del mundo,” comentó una madre a sus hijos, mientras observaban la figura con admiración.
Creado en 2013 por la familia de artistas y escultores de Iztapalapa, este Niño Dios gigante tiene como objetivo preservar y difundir el verdadero significado del nacimiento de Jesús. Su estructura metálica y su exterior de resina son la obra de manos expertas que, con dedicación, han logrado plasmar una representación del nacimiento que va más allá de lo visual, convirtiéndose en una plegaria hecha arte.
El ambiente de fe y devoción que envuelve a este Niño Dios gigante no pasa desapercibido para los comerciantes del lugar, como es el caso de David Hernández, quien, mientras ofrece sus productos a los visitantes, observa cómo las personas se acercan al pesebre con respeto y entusiasmo: “De verdad veo que sí viene mucha gente entusiasmada a tomarse fotos de aquí con el nacimiento, y sí qué se ve entusiasmada; se le ve muy entusiasmada a la gente y muy respetuosa, porque hasta eso no se pelean, no hay problemas”, relató el comerciante.
Con esta imponente atracción, el Gobierno de la Ciudad de México reafirma su compromiso por hacer accesibles la cultura, la fe y la historia a todos los ciudadanos y visitantes, asegurando que, más allá de las festividades, este Nacimiento se convierte en un recordatorio del verdadero espíritu de la Navidad.
EDT.MX/CV