LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.- Durante la temporada de premios y especialmente en las semanas previas a la celebración de los Oscar es habitual ver cómo los medios de comunicación y los propios amantes del cine realizan sus quinielas para intentar adivinar la película que se llevará la mayor cantidad de estatuillas. Este 2025, uno de los nombres que más se repite es el de Cónclave, la cinta de Edward Berger que narra el proceso de elección de un nuevo papa y que ha sido ampliamente aceptada entre la crítica y el público internacional.
De acuerdo con CINEMANÍA, Cónclave atesora ocho nominaciones y competirá en la categoría de mejor película frente a títulos como The Brutalist, Emilia Pérez y La sustancia. Además, Ralph Fiennes opta a conseguir la estatuilla a mejor actor y parece ser el que más posibilidades tiene junto a Adrien Brody y su espectacular interpretación del arquitecto brutalista Laszlo Toth.
Sin embargo, a pesar de la expectación que genera un acontecimiento como los Premios Oscar, hay otro motivo por el que el drama que nos traslada al interior del Vaticano está sonando más de la cuenta. En los últimos días, la salud del papa Francisco se ha vuelto un asunto especialmente delicado después de su ingreso hospitalario tras presentar síntomas de bronquitis. El parte médico posterior confirmó una neumonía bilateral, y aunque afortunadamente parece que la situación se ha estabilizado, todo esto ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que próximamente vivamos un nuevo cónclave.
No deja de ser casualidad que esto suceda al mismo tiempo que Cónclave sigue presente en los cines y tiene opciones de triunfar en los Oscar. Por otro lado, aquellos que hayan visto la película podrían preguntarse si representa fielmente el proceso de elección del nuevo papa, al margen de la calidad de la misma. Eso es precisamente lo que trataremos de explicar a continuación.
Los orígenes del cónclave
Según la tradición, el primer obispo de Roma y, por lo tanto, la primera persona que asumió el mandato papal fue san Pedro, cuya autoridad fue otorgada por el mismísimo Jesucristo. Todos los papas posteriores serían sucesores directos del apóstol, y es posible que las personas que ostentaron el cargo durante los primeros siglos de existencia de la Iglesia eligieran a los que ocuparían su lugar tras su muerte.
Se sabe que hacia el siglo XI se elegía al nuevo papa basándose en la opinión popular, tanto del clero como de los fieles. Como era difícil lograr un consenso, el papa Nicolás II decretó en 1059 que solo los cardenales podían elegir al nuevo obispo de Roma y cabeza de la Iglesia católica. En 1150 se estableció definitivamente el Colegio Cardenalicio y en 1179 se formalizó la necesidad de obtener dos tercios de los votos para elegir a un nuevo sumo pontífice.
A pesar de los cambios, el proceso en ocasiones seguía tomando mucho tiempo. Entre 1268 y 1271 se produjo la elección papal más larga de la historia, que duró tres años. Para evitar que esto se repitiera, el nuevo papa Gregorio X decretó que los cardenales debían permanecer encerrados con llave hasta elegir un nuevo papa. Así se estableció el cónclave como lo conocemos actualmente, variando únicamente el número de miembros que participaba en cada elección y también limitándose a aquellos cardenales que no tengan más de 80 años, norma que se fijó en 1970.
¿’Cónclave’ es fiel a la realidad?
La película se basa en la novela homónima de Robert Harris, escrita en 2016. El escritor británico contó con la ayuda del difunto cardenal Cormac Murphy O’Connor para realizar su obra. Al igual que el libro, Cónclave también trata de ser lo más realista posible, y a rasgos generales lo consigue.
Cuando un papa fallece, el camarlengo o administrador de la Santa Sede certifica su muerte, se sella la habitación y se destruye el Anillo del Pescador con la imagen de San Pedro, símbolo del pontífice como sucesor del apóstol. También se declara la Sede Vacante. Todo esto aparece en la cinta de Edward Berger.
Tras dar la noticia al mundo se organizan los Novendiales, los funerales del papa, aunque la película no hace hincapié en esto. Mientras tanto, comienzan los preparativos para el cónclave, a cargo del camarlengo y el decano, cuyo puesto ostenta el cardenal Lawrence, interpretado por Ralph Fiennes. Después de realizar las gestiones pertinentes, se convoca en el Vaticano a todos los cardenales menores de 80 años en un plazo de 15 o 20 días, para que puedan desplazarse a Roma desde cualquier parte del mundo.
Todos los participantes se hospedan en la Casa de Santa Marta, donde comen y descansan, y disponen de unos autobuses que les trasladarán a la Capilla Sixtina para cada votación. Pero lo primero antes de todo es celebrar una misa, Pro Eligendo Pontifice, presidida por el decano, donde se pide a Dios sabiduría para elegir al nuevo Papa.
De nuevo, todos estos elementos se representan en Cónclave. También es cierto que los cardenales y el personal asistente permanecen aislados del exterior en todo momento y sin acceso a dispositivos móviles o a los medios de comunicación, para así evitar cualquier elemento externo que pueda influir en sus decisiones.
Cuando el Colegio Cardenalicio se reúne en la Capilla Sixtina, jura mantener la integridad del cónclave y vota una única vez el primer día. Si no se elige a nadie, se votará cuatro veces cada día y si al tercero no hay consenso, se permite un día de oración y reflexión antes de continuar con el proceso. El voto es siempre secreto y se escribe en un papel que se introduce en una urna. Cualquier campaña abierta a favor de un candidato está mal vista y en ocasiones se puede expulsar a un cardenal o excomulgarlo si realiza prácticas como la violación del secreto o la simonía.
Después de cada votación, en la que solo participan los cardenales, se hace el recuento en voz alta y luego se revisa. Las papeletas se queman en una chimenea y se agregan distintos elementos químicos para determinar el color del humo. Saldrá de color negro si no hay consenso entre los cardenales y de color blanco si se ha elegido al nuevo papa. Este humo es el que se conoce como fumata blanca y es el primer anuncio al mundo de la resolución del cónclave.
‘Cónclave’ no se salva de las discrepancias
Si has visto Cónclave, habrás comprobado que la película relata al detalle todo el proceso explicado anteriormente. Incluso es cierto que se le pregunta al cardenal electo si acepta el papado. Sin embargo, hay voces que se han levantado contra la cinta de Edward Berger. Un ejemplo es el caso de Robert Barron, obispo de la diócesis de Winona-Rochester (Minnesota, Estados Unidos), que instaba a todos los católicos a evitar la obra al considerarla woke y anticatólica. También aseguraba que retrata a la Iglesia como “un hervidero de ambición y corrupción”.
Probablemente haya mucha gente que piense como él, aunque es difícil pensar que las escenas de conspiración en los pasillos del Vaticano que vemos en Cónclave no sucedan en la realidad, siendo la Iglesia católica una de las instituciones más importantes e influyentes del mundo y una de las fuentes de poder más longevas de la historia.
Además, uno de los puntos principales de la película es la lucha entre las facciones progresistas y conservadoras del Colegio Cardenalicio. Es muy probable que esto vuelva a suceder cuando se elija un nuevo pontífice. El propio padre Bergoglio, más conocido como el papa Francisco, es conocido por haber instaurado un período de apertura dentro de la Iglesia durante su mandato. En caso de que fallezca o si llega a abdicar como hizo en 2013 su predecesor, Benedicto XVI, habrá qué ver qué corriente asume el control en el Vaticano y qué efectos tiene en un mundo ya de por sí bastante agitado.
AM.MX/fm