Ciudad de México.- Del 12 al 17 de febrero de 2016, el papa Francisco realizó su primera y única visita apostólica a México, convirtiéndose en el tercer pontífice en pisar suelo mexicano, después de Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Durante seis días, recorrió la Ciudad de México, Estado de México, Chiapas, Michoacán y Chihuahua, llevando un mensaje de fe, justicia social y reconciliación.
En la capital del país, el pontífice fue recibido con entusiasmo por miles de fieles. En la Catedral Metropolitana, dirigió un mensaje a la jerarquía eclesiástica, instándola a evitar la corrupción y a ser una comunidad de testigos del Señor.
Posteriormente, ofició una misa en la Basílica de Guadalupe, donde oró ante la imagen de la Virgen y pidió por las víctimas de la violencia en México.
Encuentros con pueblos originarios y jóvenes para fortalecer el respeto y la inclusión
El 15 de febrero, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el papa Francisco celebró una misa con comunidades indígenas, durante la cual pidió perdón por la exclusión histórica que han sufrido y decretó oficialmente el uso de lenguas originarias en ceremonias religiosas.
Ese mismo día, en Tuxtla Gutiérrez, se reunió con familias, destacando la importancia de la unidad y el respeto en el núcleo familiar.
En Morelia, Michoacán, el 16 de febrero, el pontífice se encontró con jóvenes, a quienes exhortó a no dejarse seducir por el narcotráfico y a mantener la esperanza en un futuro mejor.
También celebró una misa con sacerdotes, religiosas y seminaristas, alentándolos a ser pastores cercanos a su comunidad.
Mensaje de paz y unidad en la frontera durante misa binacional en Ciudad Juárez
El 17 de febrero, en Ciudad Juárez, Chihuahua, el papa Francisco celebró una misa en “El Punto”, cerca de la frontera con Estados Unidos, en un acto simbólico que reunió a fieles de ambos lados de la frontera.
Antes de la ceremonia, rezó frente al río Bravo, a los pies de una cruz blanca que simboliza la separación entre ambos países. En su mensaje, habló sobre la crisis migratoria y la difícil situación que enfrentan quienes buscan mejores oportunidades en otro país.
La visita del papa Francisco a México dejó una profunda huella en la sociedad mexicana. Su cercanía con los más vulnerables, su llamado a la justicia social y su reconocimiento a las culturas indígenas fortalecieron los lazos entre la Iglesia católica y el pueblo mexicano.
Este viaje apostólico reafirmó el compromiso del pontífice con la dignidad humana y la construcción de un mundo más justo y solidario.
EDT.MX/CV