CIUDAD DE MÉXICO.- La investigadora Elisa Lozano coordinó a un grupo de casi una veintena de especialistas durante seis años para documentar la historia del cine mexicano a través del vestuario, el patito feo del séptimo arte.
De acuerdo con Milenio, el resultado fue una investigación historiográfica e iconográfica hasta ahora inédita: Vestuario 1931-1981. 50 años de creación en el cine mexicano, editado por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (Amacc), que se presentó el pasado 11 de diciembre en la Cineteca Nacional.
A partir de una propuesta de Roberto Fiesco Trejo, tesorero de la Amacc y productor de cine, se emprendió la hazaña que se consagró en un volumen de 560 páginas y un tiraje de sólo mil ejemplares.
Lozano Álvarez, autora de Diseño de vestuario y El cine en color en México: figuras esenciales, entre otras investigaciones, explica en entrevista con MILENIO: “En la elaboración del vestuario cinematográfico en México durante ese periodo de medio siglo confluyeron miradas distintas: modistas de alta costura, sastres, diseñadoras de vestuario ex profeso, artistas plásticos, escenógrafos, directores y directoras de arte, lo que le da un carácter muy especial a las películas mexicanas y a su vestuario”.
Y añadió que a veces el vestuario pasa desapercibido “justo porque estuvo bien hecho; un buen vestuario no llama la atención sobre los demás elementos, y es digno de analizarse. Como historiadores del cine, uno encuentra muchos códigos, mensajes; es muy bonito ver cómo van cambiando las técnicas de costura y confección a lo largo del tiempo y de la películas”.
La colaboradora de la revista de fotografía Cuartoscuro subrayó su sorpresa al encontrarse en la investigación con la participación en vestuario de reconocidos artistas plásticos, directores de cine y actrices de renombre, además de un buen número de modistos célebres de la época.
“Había gente que hizo vestuario de muy diferentes ámbitos, grandes artistas plásticos como Roberto Montenegro, en la década de los 30; Agustín Lazo, en los 40; Brian Nissen (de 85 años), que todavía está con nosotros y es un gran artista contemporáneo, en los 60. También fue otra sorpresa agradable y fascinante, que directores hayan confeccionado el vestuario para sus películas, como Federico Curiel o Alejandro Jodorowsky; o actrices famosas como Emma Roldán, Blanca de Castejón o Rita Macedo.
“Y también que, por ejemplo, en los años 50, cuando ya hay una verdadera moda de alta costura mexicana, y los productores de cine, muy listos, captaron a esos diseñadores, como Pedro Loredo, Julio Chávez, Tao Izzo, Ramón Valdiosera o Armando Valdés Peza, el más famoso diseñador de vestuario del cine mexicano, que incluso en esa década abrió su casa de modas. Esto se me hace muy rico, muy fascinante y muy interesante, sobre todo por toda esta variedad”, contó la historiadora cinematográfica.
Con prólogo de la diseñadora de vestuario Mariestela Fernández, la mayor ganadora de premios Ariel en esa disciplina del cine, y presentación de Armando Casas, presidente de la AMACC, escriben: Lozano, Fiesco, Renato Camarillo Duque, Eduardo de la Vega Alfaro, Adriana García Torres, Hugo Lara Chávez, Lucy Lara Zavala, Ana Elena Mallet Cárdenas, Lilia Martínez y Torres, Mayra Mendoza Avilés, Mónica Mendoza Bravo, Héctor Orozco Velázquez, Gabriela Pulido Llano, Arturo Rico, Mariana Sainz Pacheco, Itala Schmelz Herner, Álvaro Vázquez Mantecón y Rosario Vidal Bonifaz.
Durante la presentación en Cineteca Nacional, Armando Casas contó que la investigación fue propuesta a la Amacc por Fiesco, quien aportó buena parte de las imágenes del libro de su archivo personal —según refirió Lozano— y, en un hecho inédito, el consejo de la Academia la aprobó por unanimidad.
El libro contó con el apoyo de la entonces secretaria de Cultura de Ciudad de México y hoy secretaria de Cultura federal, Claudia Curiel de Icaza, nieta del cineasta, dibujante y escritor Federico Curiel, quien dirigió en María Isabel (1968) a la recién fallecida Silvia Pinal, a quien el miércoles también se le rindió homenaje en Cineteca Nacional con la proyección de El rey del barrio en el foro al aire libre, que registró lleno total, aunque a la ceremonia oficial en la sala 9 apenas acudió un puñado de personas.
Con Lozano, Fiesco, Lara Chávez, Pulido Llano y Fernández como protagonistas de la presentación y gente como el diseñador de arte Eugenio Caballero o el actor Arturo Beristain entre los invitados, Casas recordó la historia del vestuario en los premios Ariel, que reconocieron la especialidad desde su origen, aunque durante casi 40 años la Academia dejó de premiar a la categoría sin que se supiera por qué.
El presidente de la Amacc y ex director de Canal 22 subrayó que, dos años antes de que Hollywood premiara al vestuario en la entrega de los Oscares, en México ya se reconocía con el Ariel la disciplina.
Contó que cuando se fundó la Amacc en 1946, al año (1947) se entregan los primeros premios Ariel a las películas estrenadas en 1945 y 1946, entre cuyas categorías ya estaba la de Mejor vestuario. Sin embargo, la categoría desapareció en 1948 y volvió a incluirse hasta 1993 y se mantiene a la fecha.
“Este libro llena un nicho importantísimo no sólo en el cine nacional”, sostuvo el cineasta y productor.
“Este libro hace que el vestuario en cine se vuelva a poner de moda”, añadió el presidente de la Amacc.
Al respecto, Lozano admitió que la razón para que se retirara el Ariel al vestuario “es un misterio”.
“No se le dio el valor que tiene el vestuario. ¿Cómo te explicas que la estatuilla del Ariel se otorgó en los primeros años y luego nadie sabe por qué quitaron la categoría hasta los años 90. Es un misterio. No hemos encontrado la razón. Roberto Fiesco lleva años investigando la historia de la Academia y del Ariel y no ha encontrado el por qué de que quitaran el premio. No lo sabemos”, dijo la investigadora.
No obstante, aseguró que en la actualidad sí hay reconocimiento y puso de ejemplo que Mariestela Fernández es la persona más nominada al Ariel y con más estatuillas ganadas. “Es nuestra Edith Head”, añadió, en referencia a la diseñadora de vestuario hollywoodense y máxima ganadora de Oscares.
“Yo digo que (hoy) sí hay reconocimiento a su trabajo, pero el gremio de los vestuaristas dicen que no. Yo no estoy ahí, lo veo desde afuera; los que están adentro dicen que no se les reconoce. Mariestela Fernández comenta que cuando hay que sacrificar el costo de una producción lo primero que hacen los productores es chúpate el vestuario, lo primero que se sacrifica es el vestuario. Eso dicen ellas. A mí no me gustaría hablar de eso, porque la investigación sólo llega hasta 1981. Y no es mi gremio”, acotó.
Autora del prólogo del libro, Mariestela Fernández, actriz de formación y diseñadora de vestuario desde 1982, especialidad en la que ha ganado seis Arieles desde 1994 por películas como Novia que te vea (Guita Schyfter, 1994) y ha sido nominada a reconocimientos internacionales como el Goya, por Perdita Durango (Álex de la Iglesia, 1997), celebró el libro en una sala 3 de Cineteca Nacional llena.
“Por fin, la conversación largamente en deuda con el entendimiento, reconocimiento y la construcción del significado del diseño de vestuario en nuestro cine se ha iniciado. El vestuario no es únicamente tela y costura. Es de hecho la primera manifestación viva de un personaje en pantalla. Antes siquiera de que se emita una palabra, un suspiro o un mínimo gesto, el vestuario es la narrativa silenciosa que revela la esencia de la identidad humana de todos y cada uno de los personajes.
“¿Cuánta historia cabe en un zapato? ¿Qué nos cuenta una falda con la bastilla descosida? ¿Qué implica un cuello almidonado o una corona? Las decisiones que toma un diseñador de vestuario son tan poderosas que incluso pueden volver una prenda identificable de inmediato con un personaje. Como ejemplo, la emblemática e icónica camiseta a rayas de Pepe el Toro. ¿Cómo un mundo inconexo y quizás enloquecido se amalgama a través de colores?”, expuso en público la diseñadora lo que prologó.
Ante también la flamante directora general de la Cineteca Nacional, Marina Stavenhagen, miembros de la Amacc, periodistas y público en general, Fernández subrayó el desdén hacia el diseño de vestuario.
“En el cine mexicano no se reconoció la labor creativa de tantísimas personas que, a través sus oficios hicieron posible la existencia de la dimensión narrativa que se genera a partir del vestuario. Artistas plásticos, escenógrafos, costureras, sastres, modistos, diseñadores de modas se dedicaron a crear los cimientos y la historia del vestuario en nuestro cine. Elisa Lozano y los escritores que conforman este libro nos ofrecen hoy la posibilidad de asomarnos, reconocer y nombrar esta historia que ha estado invisibilizada hasta nuestros días”, agregó la nominada a 14 Arieles y ganadora de 6 por sus vestuarios.
Narrar con elegancia
Armando Casas coincidió en que el vestuario en el cine no ha sido reconocido en toda su importancia y citó a la diseñadora de vestuario estadounidense Deborah Nadoolman Landis para su reinvidicación.
“En un libro sobre el tema de una autora emblemática, Nadoolman Landis dice: ‘La verdadera función del vestuario es narrar. Y, por tanto, resulta una herramienta esencial para todos los directores de cine. El vestuario da vida al personaje descrito en las páginas del guion. La tela, el corte, el estampado, el color… Y cómo le sienta cada prenda al personaje nos revela su historia y su carácter’. Evidentemente nos habíamos tardado en darle este peso, este reconocimiento a esta categoría tan importante que ahora tenemos en la Academia, en el Ariel, que es el vestuario”, subrayó el cineasta y presidente de la Amacc.
Entre los autores que participaron en el libro, se encuentra la crítica de arte Ana Elena Mallet, quien en 2017 montó en el Palacio de Iturbide la exposición El arte de la indumentaria y la moda en México. 1940-2015, en la que se exhibieron varios vestidos icónicos de actrices de películas de la época de oro.
“Mallet aborda en el libro los vestuarios que realizaron para el cine Tao Izzo y Ramón Valdiosera”, apuntó Lozano y también destacó el trabajo del más célebre vestuarista de aquellos años, Valdés Peza.
En Hollywood hubo parejas emblemáticas entre actrices y diseñadores, como el caso de Audrey Hepburn y Christian Dior. ¿Cuál destacaría en la historia del cine mexicano?
“La de María Félix con Armando Valdés Peza. La acompañó desde su primera película y a lo largo de toda su carrera. Incluso, viajaba con ella cuando iba a Argentina o España. Es la pareja más importante”.
¿Que le disgustó de los hallazgos tras seis años de investigación y de coordinar el libro?
“No me disgustó nada. Bueno, sí, la desaparición de los Arieles a vestuario durante tantos años; sí siento que fue un error muy grande. Sobre el libro, disfruté mucho todo el proceso. Es un grupo increíble de investigadores, con afinidades intelectuales; intercambiamos ideas estéticas, Disfruté mucho el proceso de diseño con Brenda Rodríguez de Todo Bien Estudio, la investigación iconográfica en muchísimos archivos, entrevistar a familiares de vestuaristas”.
¿Cuál es su vestuario favorito en una película considerada en el periodo de la investigación?
“El que usaba Angélica María en 5 de chocolate y 1 de fresa (Carlos Velo, 1968), de Gene Matouk, porque tiene un concepto bastante profundo, del que hablo en el libro, hay desde psicodelia hasta monjas coronadas”.
¿Cuándo emprenderá la segunda parte del libro: de 1981 a la fecha?
“Nos quedamos hasta 81, porque medio siglo no es poco. Lo que hemos estado hablando con Mariestela es que nuevos investigadores, nuevas generaciones, a ver si hacen de 81 para acá. Yo ya no lo haré, no lo haré, porque me tardé mil años”.
AM.MX/fm