CIUDAD DE MÉXICO.- Sin duda alguna, Jalisco se distingue por su rica cultura conformada por bailes, cantos, gastronomía y productos textiles y plásticos. Respecto a estos últimos, podemos presumir que el talento de los artesanos jaliscienses ha puesto en alto el nombre de México en incontables ocasiones. Y, si de artesanías hablamos, debemos referirnos obligadamente al municipio de Tlajomulco, ubicado al sur del Área Metropolitana de Guadalajara. Conoce algunos de sus productos más bellos y emblemáticos.
Piedra de basalto
La forma en que las manos de Tlajomulco transforman este material en exquisitas piezas es simplemente asombrosa. A partir de esta roca, se elaboran macetas, metates, molcajetes, metates y figuras decorativas. La piedra de basalto es extraída de las faldas del Cerro Viejo y llega principalmente al poblado de San Lucas Evangelista. Ahí, los experimentados artesanos la esculpen y tallan hasta obtener piezas de gran calidad.
Como dato curioso, en 2018, Víctor Manuel Cocula Navarro y su familia, originarios del municipio, realizaron el que fue reconocido como el molcajete más grande del mundo. Con un metro de altura y dos de diámetro, el molcajete de 2.8 toneladas fue inscrito en el libro de los Récords Mundiales. Si visitas el poblado, aprovecha la oportunidad y acude a conocer los talleres de los artesanos Adrián Rodríguez Cocula, Marisol López Torres, Joel de la Cruz Ortiz, Octavio Rodríguez Lomelí y Margarito García Rosales.
Barro bruñido
Esta técnica es una de las más tradicionales que podrás encontrar. Se practica principalmente en la localidad de San Juan Evangelista y consiste en utilizar piedras de río, o el metal conocido como pirita, para sacarle brillo a las piezas de barro. Posteriormente, éstas se pinta, dando paso a preciosos jarrones y vasijas, así como figuras religiosas.
Visita San Juan Evangelista y conoce los talleres de los artesanos María de Jesús Ibarra Morales, Eduardo Mares Morales, Lino Ibarra Ponce y María del Refugio Navarro Ibarra.
Soga para charrería
El poblado de San Miguel Cuyutlán es reconocido a nivel mundial por su fabricación de las llamadas sogas de charro. Éstas, como su nombre lo indica, son empleadas para la charrería, que por cierto, es considerado un deporta nacional y fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Las sogas para charrería sobresalen por su calidad. Son elaboradas a partir de fibra de maguey ixtle, material que las vuelve extremadamente resistentes. Por si fuera poco, su fabricación es completamente a mano; si deseas observar de cerca el proceso, puedes acudir a los talleres de los artesanos Salvador Rodríguez Márquez, Saúl Leonel Tejeda, Adán García Díaz e Ismael Becerra Alcalá.
Tejido de tule
De la Laguna de Cajititlán se extrae una peculiar planta acuática denominada tule. Ésta, al ser blanda y flexible, se convirtió en la materia prima fundamental para elaborar tejidos artesanales. Quienes la trabajan no necesitan de herramientas, pues las cualidades de la planta la vuelven dócil a la mano de tejedor. Así, año con año, se fabrican hermosos y resistentes petates, canastas, sombreros, sillas y hasta lámparas hechas de este singular material. Si vas a la citada región, visita el taller de la artesana Noemí Enciso.
¡Visita Tlajomulco y el resto de Jalisco!
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Con información de EME Media
ET/SRH