CIUDAD DE MÉXICO.- Cuando pensamos en Demon Slayer (Kimetsu no Yaiba), lo primero que viene a la mente son sus escenas espectaculares, sus personajes entrañables y la calidad de animación que ha dejado con la boca abierta a millones de fans en todo el mundo. Pero detrás de esta historia hay algo más profundo: una enorme inspiración en el folclore japonés, en mitos y tradiciones que se han transmitido de generación en generación y que el autor Koyoharu Gotouge supo llevar al terreno del manga y el anime de una forma única.
Los demonios de Japón reinventados
En la cultura japonesa, los demonios o oni son figuras muy comunes. A menudo se les representa como seres temibles, con cuernos, garras y piel de colores brillantes. Sin embargo, en Demon Slayer vemos una reinterpretación moderna de estos entes: criaturas que alguna vez fueron humanas, pero que perdieron su humanidad al ceder a la oscuridad y al poder de Muzan Kibutsuji. Esta idea conecta con un tema recurrente en el folclore: la fragilidad del ser humano ante la tentación y la corrupción.
Respiraciones y artes marciales
Las técnicas de combate de los protagonistas también tienen raíces culturales. Las famosas “Respiraciones” que utilizan los cazadores de demonios no son simples trucos inventados, sino que se inspiran en prácticas japonesas de meditación y control de la respiración, como el ibuki o el kokyū-hō, métodos que buscan canalizar la energía vital. Claro, en el anime esto se lleva al extremo con espadas envueltas en fuego, agua o rayos, pero la base conecta con la espiritualidad y las artes marciales japonesas.
La era Taishō: el choque entre tradición y modernidad
Otro detalle importante es el uso del entorno. Gran parte de la historia transcurre en la era Taishō (1912-1926), un periodo de transición entre la tradición y la modernidad en Japón. Esto no solo se refleja en la vestimenta o en la tecnología que empieza a aparecer, sino también en cómo conviven las antiguas creencias sobre demonios con una sociedad que lentamente se abre a lo occidental. Esa mezcla histórica refuerza el choque entre lo humano y lo sobrenatural.
Nezuko y los ecos de los mitos japoneses
Los personajes mismos también están llenos de guiños folclóricos. Nezuko, por ejemplo, es un eco de los antiguos mitos sobre espíritus y yōkai femeninos, aunque con un giro compasivo y protector que rompe los estereotipos. Incluso los kimonos y patrones de ropa tienen simbolismos: las flores, las olas o las formas geométricas que usan los protagonistas están inspiradas en diseños tradicionales cargados de significados.
Que un anime tan contemporáneo esté tan ligado al folclore demuestra cómo Demon Slayer logró conquistar no solo a los fanáticos del shōnen, sino también a quienes encuentran en la historia un pedacito de Japón antiguo. Es ese equilibrio entre lo espectacular y lo cultural lo que ha permitido que la saga cruce fronteras y hoy sea un fenómeno global.
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EDT/kmj