CIUDAD DE MÉXICO.- Cada aniversario del Metro de la Ciudad de México es un recordatorio de que no estamos hablando solo de un sistema de transporte, sino de un símbolo urbano que ha sabido colarse en el imaginario colectivo. En sus vagones viajan millones de personas todos los días, pero también han circulado historias que saltan de los rieles a la gran pantalla, a la televisión y hasta a la música.
Uno de los casos más famosos es El Vengador del Futuro (1990). En plena época dorada de Schwarzenegger, los productores de Hollywood decidieron transformar la estación Chabacano en un túnel futurista. El resultado fue tan convincente que muchos espectadores jamás sospecharon que esas escenas de ciencia ficción se rodaron en pleno corazón de la CDMX. Para los capitalinos, el detalle es delicioso: reconocer en el cine global un rincón tan cotidiano como las escaleras que conectan tres líneas de nuestro Metro.
El cine mexicano también le ha rendido tributo. Desde los dramas urbanos de Amores Perros hasta la tensión en Solo quiero caminar, pasando por títulos más recientes como American Curious o Todo lo demás, el Metro aparece no como un simple telón de fondo, sino como un espacio que imprime realismo y conecta directamente con la experiencia de los espectadores.
Las series tampoco se han resistido. Producciones nacionales e internacionales como La Reina del Sur y más recientemente Nuestros Tiempos, han visto en el Metro un escenario natural, con su mezcla de modernidad, desgaste y arte urbano.
La música también lo ha hecho suyo. Por ejemplo, Danna aprovechó la vibra única de los vagones y andenes de la Línea 2 del Metro para la grabación de videoclip de XT4S1S. Porque el Metro no es silencio, es bullicio, eco, anuncios, música callejera… un soundtrack natural.
Si a eso sumamos el arte que lo habita, desde los mosaicos de Bellas Artes hasta los murales de Zapata o Candelaria, el Metro se confirma como algo más que infraestructura: es patrimonio cultural en movimiento.
Hoy, en su aniversario, vale reconocerlo como lo que es: un personaje de la ciudad. Uno que no habla, pero aparece en historias que todos hemos visto, dentro y fuera de la pantalla. El Metro de la CDMX no solo mueve millones de pasajeros; también transporta relatos, emociones y fragmentos de la identidad mexicana que ya son parte de la cultura pop.
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EDT/kmj