CIUDAD DE MÉXICO.- La dinastía Aguilar es una familia de cantantes que se han dedicado a llevar la música mexicana a todo el mundo, por ello, su hijo Pepe Aguilar, y ahora sus nietos Ángela y Leonardo se han encargado de continuar con el legado.
Como grandes estrellas que son, no es nada del otro mundo que pidan algunas exigencias para su estancia durante sus conciertos, aunque, como dice su propio padre, Ángela es la más exigente de la familia.
En una entrevista que tuvo en el programa W Radio Colombia, Pepe Aguilar dijo que su hija suele comportarse como una diva en cada presentación, pidiendo que le lleven a su camerino múltiples vestidos para que elija los que más le gusta, además de joyas y más.
“Ángela pide como 50 vestidos. Entras a su camerino, no, no no y digo: ‘¿Yo estoy pagando por esta madre?’ Incienso, ponen cosas en la pared, ponen música, le dan masaje, tiene como 20 méndigos vestidos, sus joyas y la fregada”.
Por su parte, Pepe Aguilar informó que en su camerino solo había tequila, agua, un perro y tierra, pues él es más sencillo, al igual que Leonardo, su hijo, quien es “un cuate de campo”.
“Leonardo es un tipo más sencillo, es un cuate de campo, es muy parecido a mí en ese sentido y él nunca está en su camerino. Cuando están los shows, anda con los caballos, anda con sus amigos, se va con los músicos, se pone a tocar arriba del escenario, pero escondido para que no se vea. Él anda feliz, es como su Disneylandia”, comentó el cantante.
A pesar de los requerimientos de Ángela, Pepe dijo que su hija debe limitarse y seguir las indicaciones que él, como dueño del espectáculo Jaripeo hasta los huesos y su productor, le ordena.
“Soy el dueño del show, yo los contrato a esos cabrones [Ángela y Leonardo], evidentemente no es: ‘mijjita, ¿qué quieres cantar?’ ¡No, ni madres! ¿Qué pasó? ¿Me viste cara de güey?”, dijo.
Continúa leyendo:
EDT/kmj