CIUDAD DE MÉXICO.- ¿Pertenecemos a un lugar o acaso un lugar nos pertenece? Esta pregunta funciona como el hilo ensayístico de esta película dirigida por Gabriela Domínguez Ruvalcaba (La Danza del Hipocampo, 2014), en el que la realizadora muestra la vida de una familia de mujeres tsotsiles y su relación con la naturaleza del “cerro musgoso”, lugar que habitan y en donde la memoria de su territorio se teje entre los hilos de lana que trabajan.
“Nací y crecí en San Cristóbal de las Casas, una ciudad que es una cuenca, rodeado de montañas donde habitan hombres y mujeres indígenas que han resistido y mantenido su lengua e identidad. Ciudad y montaña representan dos formas de habitar y entender nuestra relación con la naturaleza y la tierra”, comenta Domínguez Ruvalcaba, directora y editora del documental sobre las motivaciones para realizar esta historia.
A través de los testimonios de estas mujeres de diferentes generaciones así como de la bella captura de su trabajo y de la naturaleza que las rodea a través de los sonidos y las imágenes de todo aquel elemento que distingue a sus tierras, “Formas de Atravesar un Territorio” crea un viaje que choca el pasado, presente y futuro de estas localidades. “La nostalgia de un recuerdo de mi niñez y la preocupación por la destrucción de las montañas fueron el impulso primario que me movieron a hacer esta película para encontrarme con lo que nos une hacia el mismo territorio, aunque tengamos formas distintas de cohabitarlo”, afirma la directora.
Doña Sebastiana y sus hijas son el centro de un relato que cohabita la humanidad con la sinergia de la naturaleza vista a través del pastoreo y los paisajes que, poco a poco, se han transformado y que han traído cambios en la forma de coexistir de los pueblos originarios residentes de estas comunidades. “En 2018 conocí a Doña Sebastiana y sus hijas, con quienes comenzamos a trabajar juntas, primero a través de un voluntariado para trabajar la tierra y luego con la intención de hacer esta película nos fuimos conociendo y se fue creando una amistad”, explica la directora chiapaneca.
Sin embargo, Domínguez Ruvalcaba también explora su responsabilidad como documentalista a través de la mirada de estas cinco mujeres que le hicieron abrir los ojos hacia este mundo tan cercano y lejano a la vez. “A partir de la cercanía y el encuentro con ellas, me confrontaba con mis miedos, la duda y la culpa me invadían así como una necesidad de rever mi posición de privilegio, mi presencia ‘ladina’ como mujer de la ciudad y mi quehacer profesional como cineasta. Fue así que la cinta fue tomando forma y sentido”, confiesa Gabriela.
A través de mapas, fotos y el ojo fijo en el lazo tan importante entre ellas y su cerro querido, así como la resiliencia y la importancia de la conservación de la memoria, “Formas de Atravesar un Territorio” ha creado un puente emotivo entre la mirada de una cineasta y su relación inherente con los pueblos originarios de los cerros chiapanecos. “Durante estos cinco años he construido una relación basada en el respeto y una genuina curiosidad. Hemos compartido momentos alegres y duelos profundos, largas conversaciones alrededor de su fogón. Hemos caminado largas distancias y durante el rodaje, ellas también compartieron con mi equipo de trabajo de una manera muy generosa y llena de curiosidad por nuestro trabajo”, concluye Domínguez Ruvalcaba.
Después del gran éxito que tuvo con “La Danza del Hipocampo”, Gabriela Domínguez Ruvalcaba se sigue nutriendo de las experiencias interdisciplinarias para crear narrativas y exploraciones diversas sin dejar de lado su pasión por la danza y el medio ambiente. Como un baile armonioso entre nuestras raíces y la naturaleza que nos rodea, “Formas de Atravesar un Territorio” funciona como un cine ensayo más que nos recuerda aquello que forja nuestra identidad y que, muchas veces, desconocemos hasta que el arte le da voz a ello.
AM.MX/fm