Ciudad de México.- Una nueva jornada de reforestación consolidó los esfuerzos para revitalizar el Área Natural Protegida (ANP) La Loma, ubicada en Álvaro Obregón y colindante con La Magdalena Contreras. En esta ocasión, la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA), a través de la Dirección de Áreas Naturales Protegidas, trabajó junto al comité vecinal Pro Defensa de La Loma.
Durante la actividad se plantaron 490 ejemplares nativos entre arbustos y árboles, alineados con el programa de restauración propio de la temporada de lluvias. El objetivo central de estas acciones es recuperar los antiguos bosques de encino, que todavía sirven de refugio a fauna como la aguililla de alas anchas y diversas especies de aves residentes y migratorias. Estas acciones fortalecen servicios ambientales clave: captura de carbono, recarga hídrica, regulación térmica y conservación de polinizadores.
Cinco años de dedicación detrás de cada planta: el vivero sustentable y su producción especializada desde 2019
Las biólogas responsables explicaron que cada planta establecida es el resultado de un proceso de hasta cinco años que inicia con la recolección de semillas nativas, continúa con la germinación controlada, el crecimiento en vivero y una fase de adaptación en el patio de aclimatación para aumentar la supervivencia en campo.
El vivero, inaugurado en 2019, opera bajo principios de sustentabilidad, incorporando sistemas de captación de agua de lluvia y producción de compostas que nutren los sustratos sin recurrir a insumos sintéticos. Esta cadena técnica garantiza material genéticamente adecuado y reduce riesgos de sustitución de especies propias del ecosistema de encino, asegurando así el éxito de las reforestaciones.
Organización vecinal de décadas asegura la protección legal del área y promueve la memoria colectiva
Vecinas y vecinos recordaron que la lucha por el decreto de protección se remonta a 1985 y culminó el 20 de abril de 2010, fecha en que La Loma obtuvo reconocimiento oficial como ANP. Subrayaron que el territorio no es un parque recreativo convencional, sino un espacio estratégico cuya fragmentación impactaría directamente la resiliencia urbana.
Mantener la gobernanza comunitaria ha permitido frenar presiones de cambio de uso de suelo y sumar capital social a los trabajos técnicos encabezados por la autoridad ambiental. Esta organización ha sido clave para garantizar que las iniciativas de conservación cuenten con el respaldo y la participación activa de la comunidad.
EDT.MX/JC