Es bien sabido los daños que causa el plástico a nuestro plantea, pero más allá de su existencia, los microplásticos que surgen de su descomposición también figuran como una amenaza silenciosa a nuestra salud mental y física.
Los llamados microplásticos son partículas de plástico menores a 5 mm, aproximadamente del tamaño de un grano de arroz, producto de la degradación de plástico más grande. Estos se pueden generar de dos formas conocidas como microplásticos primarios y secundarios.
Los primeros son pequeñas perlas de este material sintético que son agregadas a algunos artículos de limpieza, maquillaje, exfoliantes; así como otros productos de higiene personal. Por otra parte, los microplásticos secundarios surgen del desgaste de este material por su exposición a cambios de temperatura o su uso constante.
¿Cómo llegan los microplásticos a nosotros?
Estas partículas pueden llegar hasta nosotros de diversas maneras, ya sea a través de los productos que utilizamos, la comida que consumimos o por medio de inhalación de estos elementos poco perceptibles.

Cuando los desechos llegan al mar, en particular los plásticos, se degradan lentamente, siendo consumidos o incluso impregnados en los animales marinos que posteriormente llegamos a consumir.
De igual manera, un solo rayón en una sartén antiadherente puede liberar miles de partículas tóxicas de microplástico en tu comida, e incluso al dejar botellas o envases expuesto al sol durante mucho tiempo, pueden desprenderse algunos de los componentes que lo forman y quedar en el agua que tomamos.
¿Qué tan peligrosos son los microplásticos?
En los últimos años, han surgido diversos estudios científicos demostrando la presencia de polímeros plásticos en la sangre, marcándolo como un principal riesgo de afecciones cardiovasculares. Asimismo, los microplásticos también han reportado otros efectos nocivos a la salud como daños celulares y estrés oxidativo, un factor que acelera el envejecimiento de los organismos.
Por otro lado, en 2022, el investigador Jorge Morales Montor, del Instituto de investigaciones biomédicas de la UNAM, descubrió que por primera vez hay una asociación entre los componentes de los microplásticos con una enfermedad crónica debilitante: la depresión mayor.

Fue en el artículo “Environmental pollution to blame for depressive disorder?”, publicado en la Revista International Journal of environment Research and Public Health, donde Montor explica como a través de una prueba realizada con su equipo, se habían encontrado niveles muy altos de butil bencil ftalato y bisfenol s, componentes químicos peligrosos embebidos en polímeros plásticos, en pacientes con depresión.
Detalló que estos microplásticos, encontrados en recipientes de uso doméstico, suelen desprenderse fácilmente de su matriz solo con cambiar de temperatura, contaminando los alimentos y bebidas, siendo así que todo el tiempo los estamos respirando, comiendo o bebiendo.
¿Qué podemos hacer para evitar este problema?
Frente a la exposición crónica de microplásticos a la que estamos expuestos y que ya no es solo un problema ambiental, sino también un tema urgente de salud pública que le corresponde solucionar a las empresas y gobiernos de cada nación, hay acciones que como individuos pueden reducir la ingesta de estas partículas.

Entre ellas, el investigador de la UNAM, Jorge Morales Montor, recomienda lo siguiente:
- No meter un recipiente de plástico duro o tupper al microondas
- No consumir constantemente comida enlatada, ya que tienen un forro plástico interno a base de bisfenoles y ftalatos
- No consumir botellas que se han dejado más de 4 o 5 horas en el calor.
- No calentar biberones en el microondas, ya que se liberan los bisfenoles y se quedan en la leche de los bebés.
- Reducir y reutilizar los productos lo más posible
- Separar plásticos de PET y llevarlos a un centro de reciclaje
Igualmente, otras de las recomendaciones que se han sugerido por expertos, incluyen optar por usar productos que provengan del reciclaje o de materiales fácilmente degradables, evitar plásticos de un solo uso, optar por usar botellas rellenables, optar por ropa hecha con fibras naturales y no dejar basura cerca de playas o mares.
Aún se necesitan más estudios al respecto sobre las verdaderas consecuencias que tienen los microplásticos en nuestro organismo; sin embargo, los resultados arrojados muestran que es importante actuar y optar por un futuro más sustentable y saludable.
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