ESTADOS UNIDOS, 27 de septiembre, (EDT).— Seguramente escuchaste la historia que enloqueció a las redes sociales esta semana acerca de una pareja de Indiana, Michael Barnett y Kristine Elizabeth Barnett, que aseguraban haber adoptado a una niña de 6 años, que en realidad era una adulta que sufría de enanismo, y que además tenía intenciones de asesinar a su familia adoptiva.
Esta noticia causó revuelo en todo el mundo, pues trajo a nuestra memoria la tétrica historia de la película La Huérfana, donde una mujer adulta con enanismo realmente se hizo pasar por una niña, para ser adoptada e intentó asesinar a su familia.
Aunque pareciera una locura, la historia parecía verídica, pues Kristine aseguró que a sus 6 años, la niña tenía los genitales desarrollados y ya menstruaba. Además comentó en diversas entrevistas con medios estadounidenses que la niña había sido diagnosticada con trastornos mentales.
Pero la pareja fue denunciada por haber abandonado a su hija de solo 11 años. Resulta que le rentaron un departamento por un año, donde abandonaron; mientras tanto, la pareja y sus otros tres hijos, se mudaron a Canadá, supuestamente, por temor a los que la niña adulta pudiera hacerles.
La verdad acerca de Natalia Barnett
La historia era tan loca que le dio la vuelta al mundo, y todos estaban convencidos de que Natalia era una asesina demente, pero la nueva familia que adoptó a la niña adulta después de que fue abandonada dio a conocer la verdad.
Todo fue un engaño, Natalia no era una adulta y tampoco era una psicópata, su familia adoptiva mintió para poder abandonarla y salir del país sin tener que llevarla con ellos.
Los papás adoptivos tenían un certificado que le daba una fecha de nacimiento de septiembre de 2003, pero, ellos dijeron que era falso e incluso le pidieron a un juez que cambiara la fecha para reflejar la “edad real” de la niña, lo que les ayudó a construir la mentira y alegar que la niña, quien tenía 8 años en ese momento, era una adulta y debía vivir de forma independiente.
Natalia efectivamente sufre de enanismo, pero además, de acuerdo con informes médicos de junio de 2010 de los que se hizo eco la cadena NBC confirman que Natalia tenía efectivamente tenía 8 años, pero además padecía displasia espondiloepifisaria congénita, un trastorno de los huesos que se traduce en baja estatura, anormalidades esqueléticas y, en ocasiones, miopía severa o pérdidas auditivas.
Pero, “en algunos tipos de displasia ósea aparece pubertad precoz, con la aparición de menstruaciones regladas en edades muy tempranas, alrededor o antes de los 7 años, junto con un gran desarrollo y maduración sexual, tanto en los genitales externos como internos, y con caracteres secundarios muy acusados, hipertrofia mamaria virginal y aumento global del desarrollo ponderal y estatural con relación a la edad”, señalan Carlos Barragán y Antonio Villarreal, los autores de la investigación.
Como los Barnett cambiaron la fecha de nacimiento de la joven, Natalia tiene legalmente 30 años; aunque en realidad sólo tiene 16. Su nueva familia adoptiva está revirtiendo el proceso legal para registrar su edad real.
Mientras todo esto sucedía, otro hijo de la pareja, Jacob, quien sufre de autismo, comenzó a ganar fama por su gran talento para las matemáticas, y Kristine aprovechó la oportunidad para escribir un libro sobre el niño y cómo fue criar a un genio con “más IQ que Albert Einstein”.
La carrera de Jacob se veía más y más prometedora y rápidamente se convirtió en la prioridad de la familia. En 2013, el Instituto Perimeter de Física Teórica, en Canadá, se interesó por Jacob y le ofreció un lugar, así que la familia decidió reubicarse, dejando a Natalia atrás.
Natalia se encuentra viviendo felizmente con su nueva familia adoptiva y las supuestas tendencias asesinas de las que hablaba su anterior madre no se ven en las fotos en Facebook de su nueva madre.
AMX/TIV