LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.- Para cualquier otro director, Megalópolis habría sido una pesadilla. Para Francis Ford Coppola, era parte de la rutina. El director del Padrino no parece disfrutar de un proyecto si este no coquetea, constantemente, con el desastre.
De acuerdo con CINEMANÍA, Megalópolis ha supuesto el regreso de Coppola a los cines de España tras 14 años de ausencia. Su última película fue la denostada Twixt, un relato nimbado por Poe que protagonizaba Val Kilmer.
Sin embargo, las grandes obras de Coppola han sido, también, las que más quebraderos de cabeza le han proporcionado. El difícil rodaje de El Padrino, cuando Coppola no era más que un recién llegado a Hollywood, inspiró la serie La oferta, disponible en SkyShowtime y Movistar Plus+. Apocalypse Now, el título definitivo sobre la guerra del Vietnam, necesitó un documental (dirigido por la difunta mujer de Coppola) para incluir todos los roces y desavenencias de la producción. Te contamos uno de ellos. Quizá, el más divertido.
Pelea en la jungla
Había un motivo por el cual los directores no querían a Marlon Brando en sus películas y no era, precisamente, porque no supiera actuar. Considerado uno de los mejores intérpretes de la historia, Brando atornilló la problemática correlación entre ser insoportable en plató y ser un genio.
Apocalypse Now ya tenía bastantes problemas sin Brando: antes de que el ganador de dos Oscar llegase a la jungla para rodarla, la tempestad se había desatado. Literalmente: los monzones habían acechado y detenido la producción justo cuando esta ya hacía aguas. Coppola había despedido a Harvey Keitel y lo había sustituido por Martin Sheen, a quien el estrés le ocasionó un infarto. Y, en estas, llegó Marlon Brando.
Coppola se sorprendió por dos motivos: Brando había engordado mucho desde la última vez que se vieron y, además, no había leído El corazón de las tinieblas, la novela en la que se inspiraba Apocalypse Now. Sin embargo, optó por aplazar su disputa con Brando lo máximo posible, quizá creyendo que, si lo recibía a gritos en el aeropuerto, el actor se marcharía en el próximo vuelo.
Corte a Dennis Hopper: el Easy rider original interpretaba a un fotoperiodista obsesionado con el messiánico Kurtz en Apocalypse Now. Aunque habían coincidido, de pasada, en Sayonara, esta era la gran película que reunía a Dennis Hopper y Marlon Brando. En cambio, no puede vérselos en plano ni una sola vez, y hay una razón para ello. Brando puso como condición para quedarse en la película el no tener que soportar a Hopper. Y todo por un malentendido.
Hopper llevaba un mes en la jungla cuando Brando aterrizó. A diferencia de su compañero de rodaje, Hopper había pasado los días con la cabeza embutida en un libro, una suerte de manual para los Boinas verdes que se había convertido en su Biblia. No dejaba de hablar de ella a todos los que se cruzaban en su camino.
Por eso, en cuanto tuvo delante a Brando, sacó a colación su título favorito: “Me juego lo que sea a que no has leído el libro”. Brando creyó que se refería a El corazón de las tinieblas y se puso en pie: “No pienso soportar que sea él quien me lo eche en cara”, le gritó con su totémica voz nasal.
Con la brusquedad y contundencia de un monzón, Hopper y Brando chocaron. El resto del reparto se reunió en torno al cruce de insultos de los actores, que continuó, de manera interrumpida, durante horas. Al fin, se llegó a un acuerdo: Hopper grabaría sus escenas por un lado y Brando, por otro. El problema es que, en una de ellas, Brando le lanzaba una fruta a Hopper. Para solucionarlo, se filmó en días diferentes, ya que Brando ni siquiera quería compartir día de rodaje con Hopper.
En una toma, Brando tira una papaya, que sale de plano; y en la siguiente, esta impacta contra Hopper. En condiciones normales, se habría rodado en 30 segundos. A Coppola le llevó dos días. Pero, ¿quién necesita soluciones fáciles cuando quiere filmar una obra maestra?
AM.MX/fm