CIUDAD DE MÉXICO.- Todo tenemos al menos una mínima idea de los que sucedió a partir de la llegada de los conquistadores europeos al Nuevo Mundo. El encuentro de Cortés con Moctezuma, la alianza con los tlaxcaltecas, la matanza del Templo Mayor, la Noche Triste (que ahora se pretende llamar Noche Victoriosa) y demás episodios icónicos. Sin embargo, ¿sabes qué sucedió poco antes de que desembarcaran? Aquí te presentamos los ocho presagios que anunciaron su funesta arribada.
Miguel León-Portilla, reconocido filósofo e historiador, nos regala en su ya clásico libro La Visión de los Vencidos una estupenda recopilación de crónicas. En ellas, acompañamos a los pueblos mesoamericanos en su encuentro, cruzada y caída ante los hombres barbados. Sin embargo, el primer capítulo es de los más especiales. En él, se reúnen ochos acontecimiento que supuestamente acaecieron a lo largo de los 10 años anteriores al encuentro de Moctezuma con Cortés.
El texto, escrito en su versión original en náhuatl por los Informantes de Sahagún, fue preparado por el Doctor Ángel María Garibay y posteriormente transcrito y publicado por su discípulo, el mismo Miguel León-Portilla. Sin más que añadir, entérate continuación de las ocho maravillosas y terribles señales que anticiparon la desgracia de Tenochtitlán:
Primer presagio funesto
“Diez años antes de venir los españoles
primeramente se mostró un funesto presagio en el cielo.
Una como espiga de fuego, una como llama de fuego,
una como aurora: se mostraba como si estuviera goteando,
como si estuviera punzando en el cielo”.
Según esta descripción, los mexicas contemplaron por algún tiempo una especie de destello, que no era otra cosa sino un cometa. Este cuerpo celeste aparecía en cuanto se ocultaba el sol y se iba hasta el amanecer, cuando la luz del alba lo desaparecía de la vista. Lo más desconcertante del relato, es que este fenómeno sucedió a lo largo de todo un año.
Según se dice, Moctezuma observó en persona este augurio, el cual lo dejaría perturbado.
Segundo presagio funesto
“Que sucedió aquí en México: por su propia
cuenta se abrasó en llamas, se prendió en fuego: nadie tal vez le puso
fuego, sino por su espontánea acción ardió la casa de Huitzilopochtli”.
Esta segunda señal fue un repentino incendio que destruyó Tlacateccan, el templo dedicado al dios de la guerra. Las crónicas nos cuentan que el fuego de aquel día fue especialmente devastador. El edificio levantó llamas gigantescas que no pudieron apagarse. Incluso, dicen, cuanta más agua le arrojaban, más se avivaba la lumbre. Finalmente, el edificio quedó reducido a escombros y cenizas.
Tercer presagio funesto
“Fue herido por un rayo un templo.”
Este templo, de acuerdo a los testimonios, estaba hecho de paja, por lo que al recibir el impacto, quedó fulminado. El lugar, llamado Tzummulco, había sido construido en nombre de Xiuhtecuhtli, dios del fuego. Curiosamente, fue un golpe del Sol el que acabó con él. Se cuenta que el trueno cayó, pero no sonó.
Cuarto presagio funesto
“Cuando había aún sol, cayó un fuego. En tres
partes dividido: salió de donde el sol se mete: iba derecho viendo a
donde sale el sol: como si fuera brasa, iba cayendo en lluvia de chispas.”
Este acontecimiento nos habla de una lluvia de estrellas que, increíblemente, pudo verse pese a que era de día (probablemente poco antes del ocaso). Por lo que las crónicas relatan, los astros salieron de Oriente, atravesaron el cielo y desaparecieron por Occidente. Así, en su viaje de horizonte a horizonte, iluminaron el cielo y provocaron gran agitación en la gente.
Quinto presagio funesto
“Hirvió el agua: el viento la hizo alborotarse hirviendo.
Como si hirviera en furia, como si en pedazos se rompiera al revolverse.”
En este augurio, se narra una tempestad que envolvió a la capital del Imperio Mexica. Se cuenta que los vendavales agitaron furiosamente las aguas del lago de Texcoco, de tal manera que se desbordaron a los asentamientos. Entre los daños de aquel siniestro se cuentan muchas casas inundadas y destruidas.
Sexto presagio funesto
“Muchas veces se oía: una mujer lloraba;
iba gritando por la noche; andaba dando gritos…”
Este presagio no sólo es escalofriante, sino también extremadamente familiar. Se piensa que este pudo ser uno de los orígenes de la leyenda de la Llorona como actualmente la conocemos. No obstante, aquí no se trata de una madre anónima, sino de la mismísima Coatlicue, quien visitaba la Tierra para llorarle a sus hijos; pronto, todo el pueblo habría de caer en una brutal desolación.
Séptimo presagio funesto
“Muchas veces se atrapaba, se cogía algo en redes.
Los que trabajaban en el agua cogieron cierto pájaro ceniciento,
como si fuera grulla. Luego lo llevaron a mostrar a Motecuhzoma, en
la Casa de lo Negro [casa de estudio mágico].”
Este, quizá, es uno de los más fantásticos. Luego de haber capturado a esta ave, el Tlatoani la estudió y se percató de que, en la frente del animal, había una abertura o hueso como espejo. Así, al mirar en él, Moctezuma observó las estrellas, pero también, a lo lejos, a unas personas que se aproximaban con rapidez. Su actitud era la de la guerra y, extrañamente, algunos montaban venados. Esta visión no pudo verse por nadie más que el emperador, quien volvió a consultar a sus sacerdotes y sabios.
Octavo presagio funesto
“Muchas veces se mostraban a la gente hombres deformes,
personas monstruosas.”
Por último, se relata en las crónicas el avistamiento de personas que presentaban malformaciones nunca antes vistas. Estos seres llenaban de miedo a la gente, por lo que eran llevados cautivos a La Casa de lo Negro. Ahí eran observados e interrogados. Moctezuma contempló la abominación sin poder explicarla. Después de haber sido vistas, estas personas desaparecían sin dejar rastro.
Ya se afirme que se trata de episodios ficticios, sugestiones o patrañas, es innegable que se trata de una crónica llamativa por su presunto carácter premonitorio. No deja de despertar la fascinación el hecho de que el pueblo mexica haya experimentado estas supuestas advertencias para después vivir uno de los encuentros más trascendentes de su cultura. ¿Fueron verdaderos los augurios? ¿Tú qué piensas? Si te gusto, comparte este pequeño fragmento de nuestra historia.
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ED/SRH