La Esquina del Blues y otras músicas:
Por Sandra Redmond
CIUDAD DE MÉXICO.- Hacia las décadas de los 30 y 40 en el siglo pasado, surgió un movimiento en la costa oeste de Estados Unidos y en la comunidad mexicoamericana que se denomina movimiento pachuco. Se trata de una contracultura que años después dio origen al movimiento chicano.
Los pachucos eran jóvenes en busca de una identidad, que se resistían al racismo y la discriminación y que buscaban oportunidades para salir de la marginación. Como toda contracultura, desarrollaron códigos para alcanzar su identidad, de tal manera que crearon formas para expresarse a través del caló, un lenguaje de barrio conformado por palabras en inglés y español; adoptaron vestimentas a los que llamaron zoot suit, consistentes en trajes holgados cuyo referente más común es la caracterización que hacía Germán Valdés “Tin Tán”, y, además, se agrupaban en pandillas y tenían sus propias normas de conducta.
En el caso de las mujeres, las pachucas, eran doblemente víctimas, pues al maltrato el racismo y marginación social se sumaban las carencias, la escasa educación, las nulas oportunidades, el machismo y la educación tradicionalista a la que se revelaban. Sobre este aspecto, poco conocido de esta contracultura, la bailarina y coreógrafa chicana Vanessa Sánchez, y la compañía La Mezcla, presentará un espectáculo en el que se cuenta la historia de estas mujeres a quienes se negaba el espacio por ser consideradas como migrantes.
Pachuquismo es el título que recibe esta propuesta multidisciplinaria que busca visibilizar, a través de historias, la danza, el movimiento corporal, la palabra hablada, la música en vivo e imágenes de la época, la cotidianeidad de muchas mujeres y activistas que vivieron esta época de opresión y sometimientos en la sociedad mexicoamericana y estadounidense.
Vanessa Sánchez es una artista residente en el Teatro Brava y profesora de danza en la Universidad de California en Santa Cruz. Su trabajo se caracteriza por enfocarse en las artes comunitarias y las formas de danza tradicional, a fin de enfatizar las voces y experiencias de las mujeres y jóvenes latinas, chicanas e indígenas. De familia de origen veracruzano, ha mantenido una estrecha conexión entre el zapateado jarocho, el tap, y la danza, por lo que en Pachuquismo se conjuntan estos géneros dancísticos con la música que está bajo la dirección de Ayla Dávila, y en la que se podrán escuchar sones jarochos, algunos temas de jazz y blues y la adaptación de algunos versos tradicionales al caló de los pachucos, para lograr que las nueve integrantes (bailarinas, cantantes e instrumentistas) de esta compañía femenina hablen con los pies y expresen su resistencia y la reafirmación de su identidad.
Pachuquismo no sólo muestra lo que sucedía en la década de los 40 del siglo pasado, sino que pone de manifiesto muchas de las situaciones que actualmente se viven en las distintas comunidades que aún permanecen marginadas en Estados Unidos, y la lucha chicana y el modelo patriarcal que aún está vigente y es particularmente notorio en la zona fronteriza.
Pachuquismo se ha presentado en varios importantes escenarios de Estados Unidos como el Lincoln Center y el Joyce Theatre. Obtuvo el Premio Isadora Duncan como Producción Sobresaliente y también se mostró ante cuatro mil espectadores en la Alhóndiga de Granaditas en la edición 51 del Festival Internacional Cervantino.
Este fin de semana se presenta el jueves 25, en el Teatro de la Ciudad de Purísima del Rincón, en Guanajuato y el sábado 27 a las 19 horas, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris en Donceles 36, en el Centro Histórico de la CDMX. El domingo 28 a las 12 horas, habrá una clase magistral titulada “La Danza como Voz Social en un Contexto Multidisciplinario”, también en el Teatro de la Ciudad de México.
AM.MX/fm