Por Sara Lovera
(saraloveralopez@gmail.com)
CIUDAD DE MÈXICO / SEMlac.- Escritora, periodista, poeta, maestra y diplomática, Rosario Castellanos abrazó la causa feminista desde todos los ámbitos intelectuales en los que dejó un legado. Gracias a su pensamiento y sus firmes ideales se convirtió en una de las escritoras mexicanas más relevantes de siglo XX. Murió el 7 de agosto de 1974 en un doloroso accidente en Israel, cuando era embajadora.
Por ello, desde diferentes ámbitos de la cultura se conmemora el 50 aniversario de su muerte. Lo hace el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), el instituto Nacional de Bellas Artes, así como escritoras, literatas, mujeres en jornadas públicas y privadas.
Rosario Castellanos es considerada una señera en el feminismo latinoamericano, ocupada de sí misma, de su cuerpo, de su identidad, comenzó al escribir su tesis para obtener la maestría en la Facultad de Filosofía y Letras.
“Ocurrió que las mujeres, incapaces de comprender la razón de las exigencias que emanaban desde arriba ni disponer de los medios para cumplirlas, tenían que simular”, afirma Rosario en su texto “La participación de la mujer mexicana en la educación formal”.
Adelantada a su tiempo
Raúl Ortiz y Ortiz rememora: “Comienza su tenaz trayectoria en la Ciudad de México, donde viera la luz primera en mayo de 1925, y ya para mediados de 1950 una jovial ponente sustentaba lúcida los argumentos en defensa de su tesis Sobre Cultura Femenina
ella discurre ante los miembros de un jurado, que no puede contener la risa ni el asombro ante tanto ingenio y valentía en una memorable sesión que deja huella en Mascarones (edificio que albergó a la Facultad de Filosofía y Letras).
“Allí hubo de alternar Rosario con los incipientes filósofos, ante lo que ‘pasaba por una retrasada mental’ mientras que para los literatos era ‘como una extraña con la cual no había ningún motivo para entrar en relación'”.
En su tesis muestra a una Rosario Castellanos inquieta por combatir las conjeturas sobre la supuesta inferioridad de la mujer, debate ideas como la “miopía intelectual” de las mujeres y su destino al haber “sido creadas únicamente para la propagación de la especie”, argumentos ofrecidos por el filósofo Arthur Schopenhauer y que son analizados por Castellanos.
Rosario Castellanos muestra cómo para el filósofo Georg Simmel “la gran hazaña cultural de la mujer es el hogar”, pues la coloca como un eslabón en la transmisión de la cultura. Para Simmel, el hombre es un ser activo y expansivo; mientras que la mujer se halla “por naturaleza” concentrada en sí misma y en su propia intimidad.
“Muchos autores han querido hacer de la mujer una especie de poder tras el trono o de diablo tras la cruz, y de la cultura una especie de enfermedad que, como la hemofilia, las mujeres no padecen, pero trasmiten”, señala Castellanos sobre estos argumentos, los cuales indican que las mujeres cultas o creadoras de cultura no son más que un espejismo, una alucinación o una pesadilla morbosa”.
Contextualiza en su tesis, lo que representa el mundo de la cultura para una mujer y sus intentos de ingresar en él, dice: “Si planeo un trabajo que para mí es el colmo de la ambición y lo someto a juicio de un hombre, este lo califica como una actividad sin importancia. Desde su punto de vista yo (y conmigo todas las mujeres) soy inferior”.
Además, agrega: “El tema a discutir es que mi inferioridad me cierra una puerta y otra y otra que ellos holgadamente atraviesan para desembocar en un mundo luminoso, sereno, altísimo, que yo ni siquiera sospecho y del cual lo único que sé es que es indudablemente mejor que el que yo habito, tenebroso, con su atmosfera casi irrespirable por su densidad, con su suelo en el que se avanza reptando en contacto y al alcance de las más groseras y repugnantes realidades”.
Ante este aparente sistema cerrado, en el que las mujeres están imposibilitadas de ser partícipes del proceso cultural, Castellanos se interesa en la figura de la mujer contrabandista, de aquella que logró burlar los muros masculinos erigidos en torno a la cultura, mujeres como Virginia Woolf, Safo, Santa Teresa y Gabriela Mistral, mujeres que “violaron la ley” y que para Castellanos son el punto de discusión: ¿cómo lo lograron? y ¿cuáles fueron los motivos que impulsaron su creación cultural?
Para la historiadora feminista Gabriela Cano, su tesis es un “ensayo de juventud” en el que se vierten ideas y cuestionamientos sobre los que la autora regresará de manera reiterativa a lo largo de su obra. Asimismo, esta obra representa una “etapa temprana de la formación intelectual” de Rosario Castellanos, quien pasaría a ser considerada una de las intelectuales más importantes del siglo XX en México; es decir, en palabras de la propia Castellanos, una contrabandista que logró introducir su contrabando en “fronteras tan celosamente vigiladas”.
Hace cinco años, la Secretaría de Cultura afirmó que Rosario Castellanos es considerada una figura importante del feminismo latinoamericano, problemática que abordó en México tanto en sus textos ensayísticos como en su obra literaria; de ella se han compilado sus artículos periodísticos, sus ensayos sobre la literatura mexicana, donde pone énfasis en la cultura de los machos; existen más de 10 obras de análisis de su poesía, y decenas de reproducciones de su obra.
Su agudeza es rescatada indistintamente. Laura Guerrero Guadarrama publicó en 2005 “La Ironía en la obra temprana de Rosario Castellanos”, especialmente en su obra poética: “() Pero una mujer, por apta que sea para desempeñar el papel de señora y por vehementemente que los pretende, no puede lanzarse a representarlo si no se lo adjudica a otro.
La autora Guerrero Guadarrama hace una nueva lectura de las obras de Rosario Castellanos para revelar la búsqueda subversiva de su escritura, descubre su preocupación antiesencialista de la imagen de la mujer, el cuestionamiento a la tradición patriarcal, al discurso logofalocéntrico que tiene pretensiones de verdad y ha encadenado a las mujeres a las representaciones absurdas de lo femenino.
Es la escritora más disruptiva y directa entre todas sus contemporáneas. Mucho más allá de su deseo -repetido en discursos plañideros- tomado de su poema “Meditación en el Umbral”, debe haber otro modo que no se llame Safo/ ni Mesalina/ ni María Egipcíaca/ ni Magdalena ni Clemencia Isaura. Otro modo de ser humano y libre. Otro modo de ser.
Hablan sobre ella
Rosario Castellanos publicó en 1963 un artículo en el diario Excélsior que llamaría “Feminismo a la mexicana”, texto que -según la investigadora Elena Urrutia- aparecería previamente a la nueva ola feminista en el país y en el que la autora utilizó sin ninguna reversa la palabra feminismo. En su artículo discute la posición inferior que ocupa la mujer en la sociedad mexicana, las diferencias establecidas entre hombres y mujeres y cuestiona el poco desarrollo del feminismo en este país.
Las obras de Castellanos en las que se aborda la condición femenina y la posición de la mujer como oprimida y abnegada son: “Mujer que sabe latín” (1973) y “El uso de la palabra” (1974).
Pero la problemática de la mujer mexicana no fue el único tema que Rosario Castellanos abordó en su obra, también destaca en ella la problemática de los pueblos indígenas y la opresión que padecen.
De eso tratan sus novelas “Balún Canán” (1957), “Oficio de tinieblas” (1962) y “Los cuentos de Ciudad Real” (1960).
La conciencia social en Rosario Castellanos aparece -según todas y todos sus biógrafos- desde muy temprano en 1947, cuando tenía 22 años y empezó a publicar sus primeros ensayos y versos
La producción literaria comenzó mientras estudiaba para convertirse en maestra en filosofía en la Unam, donde ingresó después de mudarse a la Ciudad de México proveniente de Chiapas, lugar de su infancia y parte de su juventud.
A lo largo de su vida colaboró en diferentes periódicos, revistas y suplementos culturales escribiendo cuentos, ensayos, poesía y crítica literaria. Algunas de sus obras más destacadas, además de las ya mencionadas, son “Apuntes para una declaración de fe” (1948), “De la vigilia estéril” (1950), “Lívida luz” (1960), “Poesía no eres tú” (1972); entre otros.
La escritura representó para Rosario Castellanos un medio para reflexionar sobre las profundas desigualdades que viven algunas poblaciones en el país y a través del cual apelaba por una sociedad justa, libre de prejuicios y dogmas rumbo a una transformación social y cultural; pero, al mismo tiempo, su arte fue una forma de plasmar sus pensamientos y sentimiento más personales en torno a las cuestiones de ser mujer, ser mexicana y la soledad.
“Me siento comprometida con una realidad con la cual no estoy conforme y con la cual quiero colaborar para que de alguna manera cambie”, señalaba Rosario Castellanos.
Conmemoración de medio siglo
El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), inició con el conversatorio Rosario Castellanos, 50 años de su legado, protagonizado por la poeta Sara Uribe.
La autora de “Rosario Castellanos. Materia que arde” (2023) contó que su primer acercamiento con su obra fue cuando tenía los 13 años, al leer “Bella dama sin piedad y otros poemas”(1984); ello le reveló la fascinación de Castellanos por el presente y la nostalgia del pasado.
“Esto tiene que ver con que los poemas recogidos ahí hablaban sobre diferentes modos de ser mujer, poemas que hablaban también un poco de sublevarse de aquello que nos habían dicho que teníamos que ser las mujeres, todo esto con un lenguaje coloquial”, indicó.
También dijo que primero fue su poesía, pero luego sus cuentos, ensayos y novelas: “Yo empecé a viajar en las cartas de Rosario Castellanos, después vino su narrativa, su ensayo.
Al principio y gran parte de la escritura de ‘Balún Canán’ (1961) es altamente poética, es como si estuviera transicionando -y de hecho así fue- de la poesía a la narrativa”.
Uribe, coordinadora de la Cátedra Extraordinaria Rosario Castellanos de Literatura y Géneros en la Unam, señaló que el universo narrativo de la autora de Ciudad Real (1960) se centra en narrar dos aspectos de su visión literaria: “Si en su poesía estaba atenta a aquellas cosas poco visibles, como los fantasmas y la ausencia, en la narrativa su mirada se dirige hacia aquellas realidades vulnerables: las opresiones a los pueblos originarios y sobre las mujeres”.
Al respecto, la autora de “Antígona González” (2012) resaltó el perfil feminista de Rosario Castellanos en obras como “El eterno femenino” (1975), donde plantea la reescritura de personajes femeninos icónicos; así como en las columnas publicadas en el periódico Excélsior entre 1964 y 1974 -previo a su muerte-, donde se plasma su trayectoria como mujer feminista: “Como muchas mujeres feministas al inicio, hay una reticencia a admitir, a formar parte, pero en sus últimas columnas ella lo dice textualmente ‘si hay una causa que yo me arrastraría hasta el ridículo, es el feminismo'”.
Actividades conmemorativas
El CCLXV programa el ciclo Páginas del Villaurrutia, con la lectura en lenguas originarias de “Nocturno”, de Rosario Castellanos, en lengua tsotsil, en el cual Celso Gonzáles Díaz, alumno del XX Diplomado en creación literaria, comparte su aproximación a la poesía de Rosario Castellanos en esta lengua originaria.
En el marco del ciclo “Letras en Expansión” se puede disfrutar de la obra de Rosario Castellanos en una experiencia multimedia realizada por los alumnos del taller de videopoesía del CCLXV, “Páginas del Villaurrutia: Videopoesía para Rosario Castellanos”, que tendrá lugar el lunes 19 de agosto a las 18:00 horas y también se podrá seguir a través de Facebook.
La Capilla Alfonsina también conmemorará los 50 años del deceso de Rosario Castellanos con dos actividades, las cuales se podrán seguir en línea a través de las cuentas de Facebook @coordinacion.literatura.mx y @CapillaAlfonsina.
El Coloquio Internacional de Estudios de Género, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Unam, en su edición 31, convocó -de conjunto con la Facultad de Filosofía y Letras, la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, y la Dirección de Literatura y Fomento a la Lectura- a la Jornada “Rosario Castellanos, un resplandor único”, que se realizó el miércoles 7 de agosto, en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Unam.
“Rosario Castellanos, un resplandor único”, jornada académica y cultural por su 50 aniversario luctuoso, inició con un acto inaugural, en el que participarán Patricia Dávila, secretaria general de la UNAM; Mary Frances Rodríguez, directora de la Facultad de Filosofía y Letras; Miguel Armando López Leyva, coordinador de Humanidades; Marisa Belausteguigoitia, directora del CIEG; Gabriel Guerra Castellanos, analista político e hijo de la escritora homenajeada; y Rosa Beltrán, coordinadora de Difusión Cultural de la Unam.
La escritora Sara Uribe ofreció la conferencia magistral “Aquí arder, aquí hablar” sobre la autora de “Poesía no eres tú”. Al mediodía, el CIEG presentó la novedad editorial “Mujer de palabras. Artículos rescatados de Rosario Castellanos”, dos volúmenes coeditados por el Centro de Investigaciones y Estudios de Género, la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, la Coordinación de Humanidades, y el Fondo de Cultura Económica, con el apoyo del Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD, por sus siglas en inglés). Estos compilan más de trescientos ensayos, artículos periodísticos y otros textos en prosa, algunos inéditos que los editores en su tiempo no tomaron por considerarlos literatura menor.
El 7 de agosto se realizó el conversatorio “De mi sueño nací, mi sueño me sostiene”, sobre la obra de Rosario Castellanos, con las promesas de la literatura actual Diana del Ángel, Jazmina Barrera y Olivia Teroba.
AM.MX/fm