CIUDAD DE MÉXICO.- El Museo Nacional del Virreinato (MNV) informó sobre los trabajos de conservación de cuatro obras del pintor novohispano Miguel Mateo Maldonado y Cabrera. Bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), un grupo de especialistas atiende los deterioros de las obras tituladas: La institución del vino, La comunión de los apóstoles, El cenáculo y La eucaristía con las virtudes teologales.
Miguel Cabrera (1695–1768) fue uno de los artistas más destacados de su época, máximo exponente de la pintura virreinal. A mediados del siglo XVIII, recibió la encomienda para crear una serie pictórica dentro de la sacristía del Templo de San Francisco Javier. El encargo, hecho por las autoridades del recinto jesuita ubicado en el pueblo de Tepotzotlán, debía ilustrar los pasajes asociados con el episodio evangélico de la Última Cena de Jesús de Nazaret. Pasados los siglos, la serie de 11 obras realizadas por Cabrera figura como una de las joyas del MNV.
Las labores comenzaron el pasado octubre, a cargo de la a restauradora Marina Raquel Straulino Muñoz de Cote. En un principio, el enfoque del proyecto era realizar únicamente la limpieza de las cuatro obras; no obstante, al poco tiempo se descubrió que tres de ellas presentaban una intervención anterior que tuvo que continuarse y corregirse. Cabe destacar que la pintura La institución del vino no había recibido ninguna atención desde su creación.
Un grupo de especialistas, a cargo de la restauradora Marina Raquel Straulino Muñoz de Cote, atienden 4 obras del siglo XVIII: La institución del vino, La comunión de los apóstoles, El cenáculo y La eucaristía con las virtudes teologales.#PrensaINAH: https://t.co/fMkSlNczT2 pic.twitter.com/pMCKnwhRxB
— INAH (@INAHmx) November 30, 2021
Un proceso laborioso y urgente
Respecto a los deterioros que presentaba La institución del vino, los especialistas refieren que uno de los más graves era la presencia de escamas en la parte superior. Esta degeneración muy probablemente se originó a partir de la exposición directa del lienzo a la humedad. Si no se corrigen esas escamas, las cuales lentamente separan a la capa pictórica de la tela, eventualmente llegan a caerse y crean ‘agujeros’ en la lectura iconográfica de la pieza, explica Straulino. De acuerdo a la restauradora, el procedimiento a seguir fue fijar las escamas a la tela de soporte, colocar un resane y reintegrar la capa pictórica en los casos que lo ameritaron.
La consolidación de las escamas se hizo con papel japonés y aguacola, aplicando calor en los puntos que lo requerían. Posteriormente, se empleó una base de preparación en las lagunas (faltantes) y se realizó la reintegración cromática tanto en dicha pintura como en las otras tres, bajo la técnica denominada rigatino. Ésta consiste en aplicar los nuevos colores en movimientos verticales para dejar constancia de que las obras fueron intervenidas. El color, además, sólo se aplicó en las lagunas, sin invadir la pintura original.
Si bien la sacristía del antiguo Templo de San Francisco Javier ha permanecido cerrada al público en el transcurso de estos trabajos de restauración, ésta será reabierta una vez que concluyan. De acuerdo a la ruta crítica del proyecto de preservación, los visitantes podrán visitar el Museo Nacional del Virreinato a partir de mediados de diciembre.
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ET/SRH