CIUDAD DE MÉXICO, 23 de octubre, (EDT).- Sobre el carril de Reforma, dirección Indios Verdes, justo enfrente del Ángel de Independencia, que en estos días luce una falda color naranja cempasúchil, caminan entre un montón de chilangos, campesinos integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT).
Don Felipe Álvarez Hernández va a la cabeza, sí, el mismo que hace unos años no estuvo a lado de su madre en su lecho de muerte, porque estaba encarcelado. Junto a él caminan doña Trini y su esposo don Ignacio Del Valle, compañeros todos, oriundos de Atenco, el pequeño pueblito verde en el Estado de México con su auditorio al aire libre y una señora cerca del centro que prepara los más deliciosos tlacoyos que hayan probado, acompañados con una salsa que ni se imaginan.
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Contingente del FPDT, marcha por los 4 años de Ayotzinapa. Foto: Tania VargasCampesinos todos, gente de pueblo, cuyos padres y abuelos conocieron el lago de Texcoco cuando aún tenía agua. Ellos jugaban ahí, pescaban, alimentaban a sus animales. Campesinos todos, ahuautleros, tequesquiteros o salineros. Todos estos oficios son ancestrales me contaba don Juan, mientras mirábamos desde un ejido en Atenco cómo los camiones con material de construcción entraban y salían de la zona donde, en estos momentos, cientos de trabajadores construyen el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México; a un lado, los girasoles sobrevivientes al desastre ecológico que Peña Nieto iniciara en 2014, seguían buscando rayos de sol y las garzas seguían regresando a un pequeño espejo de agua. El pueblo mexica -decía don Juan- nuestros antepasados que habitaban aquí en la cuenca del Valle de México, recolectaban un manjar digno de los dioses: el ahuautle.
-¿Sabes qué es el ahuautle?- me preguntaba don Juan. El ahuautle crece en el lago de Texcoco. Se trata del huevo de una chinche que se llama axayácatl. Y era un manjar que incluso se utilizaba en las ceremonias dedicadas al dios del fuego: Xiuhtecuhtli, ¿lo conoces?
-No- respondí con vergüenza.
El señor Juan coloca ramas dentro del espejo de agua, las deja ahí unos 15 días y cuando el axayácatl ha colocado sus huevos, don Juan las retira, deja secar los huevos y cuando están completamente deshidratados se va al mercado de Atenco y ahí van sus clientes a comprar el huevo. -Yo ya tengo mis clientes- me cuenta. Don Juan hizo esto desde que era niño, le enseñó su padre y a él le enseñó el tata, pero desde que el grupo Atlacomulco puso sus ojos en sus tierras para construir el aeropuerto, ya no fue posible hacerlo más. Don Juan lleva en su bicicleta unas cuantas verduras para vender en el mercado.
-Estamos sobreviviendo- dice.
Don Juan se quedó en su ejido de Atenco defendiendo las tierras que el gobierno no pudo comprar, porque ellos se negaron a vender por siete pesos el metro cuadrado en tiempos de Vicente Fox y, después, se negaron a desalojar cuando Peña Nieto cambió la jugada e intentaron hacerles creer que sus tierras eran propiedad del Estado de México y que les iban a dar cierta cantidad como agradecimiento por haber cuidado de las tierras.
Pero esa vieja jugada que, desde tiempos de Porfirio Díaz se ha utilizado para despojar a los pueblos originarios de sus tierras, pues nada más no sirvió con la gente de Atenco. Los campesinos no se la creyeron, porque contaban con antiquísimos títulos de propiedad de dichos ejidos, contratos de compra-venta y recibos de pagos del impuesto predial que respaldan la propiedad de 945 hectáreas de la zona llamada Los Tlateles y conocida también como “El moño”, por la semejanza de la forma del terreno con esa figura.
Los ejidos le pertenecen al pueblo de Atenco y no hubo manera de que don Felipe ni don Ignacio ni doña Trini, principales líderes de Atenco, cedieran ni con avisos de desalojo ni con la cárcel ni con golpes ni con tortura ni con las violaciones a sus derechos ni con los asesinatos. El pueblo de Atenco resiste firme, unido, digno, con los machetes en la mano, desde hace 17 años.
Don Felipe caminaba en Reforma, otra vez, porque don Felipe ha caminado de Reforma al Zócalo capitalino infinidad de veces; esto porque los grupos de choque del gobierno de Peña Nieto y antes de su tío Arturo Montiel, han estado infinidad de veces amedrentando y golpeando y robando y secuestrando en su pueblo. Don Felipe tiene que venir a la CDMX a marchar debajo de la lluvia para que el gobierno de Peña Nieto, aquél que en el año 2006 fuera el artífice de la represión de Atenco, sepa que su pueblo sigue sin tener miedo y que no van a permitir que les roben sus tierras para hacer un aeropuerto que solo va a beneficiar al grupo Toluca.
–Soy Felipe Álvarez, soy del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco, de Atenco ¡eh!- me repite. Con un sombrero de paja y su impermeable negro, don Felipe camina otra vez hasta el centro de la CDMX gritando que “la tierra no se vende”. Me estrecha la mano con sus manos ásperas por trabajar la tierra, su tierra. Se acerca a mí y me dice: “si yo supiera que van a usar nuestras tierras para el beneficio de nuestros pueblos no se las vendo, se las regalo”.
El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra se conformó por necesidad y no por gusto en 2001 para oponerse a la expropiación de tierras campesinas en el municipio de San Salvador Atenco, Estado de México, en las que la administración de Vicente Fox quería construir el nuevo aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Tras meses de movilizaciones, en 2002 se logró la cancelación temporal del proyecto aeroportuario, desde entonces las actividades del FPDT se concentraron en la solidaridad con movimientos sociales.
La represión del 2006 en Atenco
En el año 2006, cuatro años después de que el FPDT lograra la cancelación del aeropuerto y se pusiera en la mira del grupo Atlacomulco, se registró un enfrentamiento entre pobladores de Atenco y fuerzas policiacas. El FPDT apoyaba a un grupo de floricultores de Texcoco que estaban inconformes con la implementación de un programa de reubicación. El 2 de mayo de ese año, el FPDT y un grupo de comerciantes se reunieron con autoridades municipales para llegar a un acuerdo y que se les permitiera vender sus flores de ornato en la vía pública durante la fiesta de la Santa Cruz.
Al día siguiente, ya con el permiso otorgado, los floricultores trataron de instalarse en el mercado pero fueron desalojados, lo cual provocó un enfrentamiento entre los comerciantes, personas solidarias y miembros de las fuerzas de seguridad. Cerca de 80 personas se refugiaron en un domicilio particular. Más tarde, cientos de policías allanaron el domicilio y detuvieron con lujo de violencia a las 80 personas.
Ante tal represión, los vecinos bloquearon la carretera federal Lechería-Texcoco para exigir la liberación de las personas detenidas. Fue entonces que autoridades federales y el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, tomaron la decisión de usar la fuerza pública para desalojar la carretera y liberar a los servidores públicos retenidos: 5 policías estatales, cinco municipales y dos ministeriales.
Para cumplir esta decisión, la madrugada del 4 de mayo se desplegó un operativo masivo con la participación de 1,815 policías estatales y aproximadamente 700 policías federales que desalojaron la carretera enfrentándose con violencia a los manifestantes para después sitiar el centro de San Salvador Atenco, allanar domicilios particulares sin orden de cateo y realizar detenciones masivas.
En total fueron detenidas más de 200 personas a lo largo de los dos días, incluyendo aproximadamente 50 mujeres de las cuáles 31 fueron torturadas sexualmente. De ellas, 11 interpusieron denuncia ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y luego ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Durante la represión, perdieron la vida el niño Javier Cortés que fue alcanzado por una bala de arma de fuego y el estudiante Alexis Benhumea que fue herido por una lata de gas lacrimógeno.
Al respecto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) encontró que el 93% de las personas detenidas el 3 de mayo y el 85% de aquellas detenidas el 4 de mayo fueron certificadas con lesiones no propias de una detención, incluyendo a varias que requirieron hospitalización. La SCJN documentó también que en muchos casos, hubo violencia contra los detenidos que ya estaban sometidos y superados por la policía.
De igual manera, la CNDH documentó como tanto cuerpos policiales del estado como elementos de la Policía Federal Preventiva, continuaron golpeando salvajemente “hasta la saciedad” a personas que ya se encontraban sometidas y superadas en número. La violencia continuó durante el traslado al Cepreso.
Pese a las sentencias de hasta 112 años de prisión, organizaciones civiles y de derechos humanos lograron la liberación de los presos políticos de Atenco, entre ellos los señores Ignacio Del Valle y Felipe Álvarez.
Algunos sí vendieron sus tierras, pero los engañaron
El acoso a los campesinos comenzó con la propuesta de compra, pero como los dueños se negaron, la estrategia cambió al pago de una compensación por haber “cuidado” tierras que en septiembre de 2014 el gobierno mexiquense donó a la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Ante la negativa de los campesinos a firmar documento alguno en el que aceptaran otorgar sus tierras, vinieron las presiones y más tarde amenazas de desalojo.
La táctica de Vicente Fox no funcionó, pero el megaproyecto del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México y, mejor aún, la Aerotrópolis son negocios multimillonarios que el grupo Atlacomulco no iba a abandonar, y fue durante el gobierno de Calderón que recurrieron a programas sociales para convencer a los campesinos de vender sus tierras, la gran idea: una reserva ecológica.
Desde 2008, con el cuento de la reserva ecológica denominada Programa Ecológico Lago de Texcoco (PELT), el Gobierno federal, a través de la Conagua, empezó una “sigilosa adquisición de tierras” en nueve pueblos aledaños a la zona del ex Lago de Texcoco –donde ahora se construye el nuevo aeropuerto– a través de la Conagua. Una de esas comunidades es San Salvador Atenco, junto con Santa Isabel Ixtapan, San Luis Huexotla, Santa María Chimalhuacán, San Bernardino, San Felipe y Santa Cruz de Abajo, San Cristóbal Nexquipayac, Francisco I. Madero y San Miguel Tocuila.
Y sí se modificó la zona en la que se construirá el nuevo aeropuerto; sin embargo, tal y como lo señalan los pobladores de Atenco, el terreno que el gobierno presenta como de la Federación contempla tierras que pertenecen al ejido de San Salvador Atenco, tal como lo asienta su Carpeta Básica, que es el documento donde consta la creación del ejido y contiene, entre otras cosas, datos sobre la creación del núcleo agrario, el número de beneficiarios y el plano definitivo del ejido.
La estrategia de adquisición de tierras se describe en el libro blanco de la Conagua, CONAGUA_07, Programa Ecológico Lago de Texcoco (PELT), de octubre de 2012.
Fue en 2008, cuando el gobierno planeó su estrategia a partir de un estudio realizado por el Colegio de Posgraduados de la Universidad Autónoma Chapingo que mostraba que la exposición humana a las partículas PM10 (pequeñas partículas dispersas en la atmósfera formadas principalmente por compuestos inorgánicos como silicatos o aluminatos, metales pesados y material orgánico asociado a partículas de carbono) provenientes de las 966 hectáreas de suelos salinos y alcalinos de la zona del Vaso del Lago de Texcoco, aumentaban los niveles de morbilidad humana.
Para combatir este riesgo a la salud se elaboró una propuesta de aplicar tecnologías de pasteurización y cortinas rompevientos con el apoyo de un sistema de riego y drenaje, a fin de disminuir y mitigar o controlar las tolvaneras que emitían partículas PM10 a la atmósfera.
Y es aquí donde entra la Conagua, liderada en ese entonces por José Luis Luege Tamargo, para presentar el Programa Parque Ecológico Lago de Texcoco (PELT) que planteó incrementar la superficie del suelo con remediación y el rescate de suelos erosionados para mitigar el problema de las tolvaneras y disminuir los daños a la salud, así como consolidar la mayor reserva ecológica y ambiental de la zona metropolitana de la Ciudad de México y crear un espacio público para realizar actividades recreativas y deportivas en la zona oriente del Valle de México.
Una vez soltado el anzuelo (la aparente preocupación del gobierno, tanto por la salud de los habitantes del valle de México como por preservar esta zona que no solo es un respiradero para la Ciudad de México sino también es el hábitat de cientos de especies de aves, entre estas algunas migratorias), fue fácil justificar la necesidad de adquirir predios, así como la necesidad de construir 40 kilómetros de caminos para el acceso a la zona de mitigación prevista. La Conagua planteó una superficie total de 3 mil 200 hectáreas, de las cuales 2 mil 500 serían adquiridas en los municipios de Atenco, Texcoco, Chimalhuacán, Nezahualcóyotl y Ecatepec.
Entre 2008 y septiembre de 2012, la Conagua adquirió 897 predios, de los cuales 663 se encontraban para 2012 pagados y escriturados y los 234 restantes estaban en proceso de pago.
En 2008 se llevaron a cabo las asambleas de ejidatarios de los núcleos de Hidalgo y Carrizo y Chimalhuacán, quienes aceptaron un pago de 119 pesos el metro cuadrado de sus tierras. En 2013, los ejidos de Huexotla, San Felipe, San Bernardino, Nexquipayac, Francisco I. Madero y Santa Isabel Ixtapa realizaron sus asambleas ejidales y cedieron sus derechos sobre sus tierras por 157 pesos el metro cuadrado en promedio.
Los integrantes del FPDT no dejaron de denunciar que dichas asambleas estaban amañadas por la intervención de Antorcha Campesina (grupo de choque del grupo Atlacomulco) quienes dejaron entrar a personas que no eran ejidatarios y le negaron el acceso a quienes sí lo eran, para poder cambiar el uso de suelo de los ejidos de propiedad comunal a una figura que permite su usufructo individual. De esta manera el gobierno comenzó a sembrar la división en el pueblo de Atenco, sobornando ejidatarios, comprando comisariados ejidales. Y a la par que les quitaron el acceso a pozos de agua que utilizaban para sembrar, subieron el precio por metro cuadrado de tierra para orillarlos a vender sus tierras por necesidad.
Hoy podemos confirmar que todo se trató de un engaño. Las tierras adquiridas por la Conagua no fueron destinadas para la reserva ecológica prometida sino para la construcción del NAIM y próximamente de la Aerotrópolis, megaproyectos de los cuáles los principales beneficiarios son integrantes del grupo Toluca, amigos de Peña Nieto, tal y como estaba planeado y se había venido preparando desde hace ya más de una década.
Y los terrenos sí eran para el NAIM y la Aerotrópolis
No es de sorprender que con la construcción de un aeropuerto, los pueblos originarios sean desplazados de sus tierras para permitir la construcción de una Aerotrópolis, me comenta don Felipe.
-¿Nosotros para qué queremos que construyan un aeropuerto en nuestras tierras. Imagínate, nosotros nunca nos vamos a subir a uno- comenta.
La Aerotrópolis, significa un gigantesco negocio para los próximos 100 años que vale hasta 20 veces más el costo del aeropuerto y que engloba la construcción de corredores logísticos de carga y transporte hacia el puerto de Veracruz, de vías férreas y autopistas, de obras hidráulicas, de parques industriales y empresariales, de negocios inmobiliarios, de hoteles, centros comerciales, áreas habitacionales exclusivas, zonas de libre comercio, campos de golf, y otras inversiones. Por eso Peña Nieto estuvo tan interesado en que las licitaciones cayeran en manos de Carlos Slim, Hipólito Gerard, Carlos Hank Rohn, Olegario Vázquez Raña, Lorenzo Zambrano y en grupos privilegiados del régimen como ICA, Pinfra, Cicsa entre otras constructoras beneficiadas que obtuvieron los contratos sin licitación.
Alrededor de las 2 de la tarde, las garzas blancas vuelan en parvada de regreso al espejo de agua a un lado de la construcción. Siento de repente, la desesperación de no poder detener ni por un minuto el ir y venir de los camiones con material. Las mangueras continúan desecando el suelo, los pozos y siento pavor de solo pensar que pronto tampoco existirá ese pequeño espejo de agua para dar paso a la construcción de edificios, hoteles y restaurantes lujosos.
“Necesitan que las aves se vayan”, me dice don Juan mientras se sube a su bicicleta, dicen que si no se van pueden chocar con los aviones y van a causar accidentes. Pobrecillas ¿no sé a dónde se van a ir? Mientras las miramos volar, una pequeñísima ranita se acerca a mi zapato. “De esas ya casi no quedan. Nada más ten cuidado con las espinas”, me dice don Juan, se refiere a las espinas de las preciosas especies de cactáceas del lugar, entre ellas una hermosa flor amarilla endémica. La encontré en el camino y no me espinó.
Cerca de la barda perimetral que separa los ejidos de Atenco de la construcción, se encuentra la silla de Moctezuma desde donde el rey mexica podía observar todo el movimiento en el lago; a pocos pasos de ahí quedan vestigios de lo que parecía un muelle. Y como iban a tener una de las fiestas sagradas se había colocado el temazcal.
Ahí a unos cuantos metros de la construcción, me encontraba parada en una zona con vestigios arqueológicos en los cuáles todavía se realizan ceremonias religiosas a las que acuden chamanes, sabios ancestrales de otros estados y países. Estamos hablando de un territorio que es un manantial de cultura, cultivos, ritos y tradiciones milenarias que le han dado identidad y una visión del mundo a los pueblos originarios y al pueblo de México. Y se encuentra ahí a unos pasos de ser echado a la basura para construir un hotel lujoso de la Aerotrópolis.
La devastación de los cerros
En julio de 2016 comenzaron las actividades en las faldas del cerro Tlaltepec, en el Estado de México, para extraer materiales pétreos –tepetate, grava y arena, pero sobre todo tezontle– para rellenar el suelo del NAIM. Desde el principio, las comunidades aledañas de Temascalapa y San Martín de las Pirámides advirtieron de los riesgos que entraña esa actividad minera para sus viviendas y el entorno ecológico, que incluye los cerros de Tlatepeque y Tepozayo.
Fue la Secretaría de Medio Ambiente del Estado de México, la instancia que otorgó los permisos para la extracción de material pétreo. Sin embargo, las empresas autorizadas –Constructora y Andamios Galaxi, Grupo Tobías, Grupo Edilberto Serrano y CCR Logística en Tlaltepec– no se han ajustado a la normatividad.
Hasta ahora no han sembrado árboles para sustituir los que han talado. Y lo más preocupante es que trabajan a menos de 10 metros de las viviendas. Las cuales ya presentan cuarteaduras ocasionadas por las continuas explosiones ocurridas en las minas y del paso de las “góndolas” –los camiones que transportan el tezontle– en los cerros Tlaltepec y Tepozayo. Además, este continuo trajín de camiones ha provocado el hundimiento de los caminos de terracería.
Campesinos de la zona han reportado brotes de dermatitis y asma provocada por “la nieve roja” (el polvo de tezontle) que levantan las góndolas, sobre todo cuando no llueve.
El 28 de septiembre pasado, luego de recibir constantes amenazas de muerte, fue ejecutado en su domicilio el activista Jesús Ramos Arreola, defensor del territorio del cerro del Tenayo que está siendo devastado para extraer el material pétreo del nuevo aeropuerto.
La consulta popular
Independientemente de lo que resulte de la consulta, la lucha no se termina con los resultados. La lucha va a continuar y por eso seguimos haciendo el llamado a toda la ciudadanía para que caminemos juntos este 25 de octubre
El presidente electo Andrés Manuel López Obrador prometió realizar una consulta popular acerca de la construcción del NAIM, la cual se llevará a cabo a partir del 25 de octubre de este año. De acuerdo al presidente electo de México, es importante tomar en cuenta la opinión de todos los mexicanos respecto la construcción de este megaproyecto.
“El pueblo no es tonto”, repite AMLO una y otra vez para defender su idea de las consultas populares, pero la preocupación de activistas, campesinos, arqueólogos y ecologistas entre otras personas involucradas verdaderamente en este tema, es que el pueblo, efectivamente no es tonto, pero sí se trata de un pueblo desinformado que tendrá la responsabilidad de decidir acerca de un tema tan importante.
En entrevista para Aristegui Noticias, Sandino Rivera, el abogado del pueblo de Atenco, señaló que la postura del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco es que la consulta sobre el nuevo aeropuerto sólo se realice en las comunidades afectadas.
“Lo que nosotros estamos asumiendo como postura es: sí a la consulta pero única y exclusivamente a pueblos y comunidades afectados directamente, que en este caso serían de los municipios de San Salvador Atenco, de Texcoco, de Tezoyuca y también algunas delegaciones que se van a haber afectadas por la falta de agua. La postura es solamente la consulta bajo esos términos, enmarcada en el derecho previsto en el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y en el artículo 2 constitucional”, abundó.
Rivero sostuvo que la consulta propuesta por Andrés Manuel López Obrador y su equipo no está enmarcada en los lineamientos que establece la ley, ya que “tendría que cumplir con ciertos requisitos, como ser previa, libre, informada y de buena fe”.
En conferencia de prensa convocada por la asociación civil TorreDeControl.org, Rivera reiteró que el FPDT demanda al nuevo gobierno la cancelación inmediata de la construcción del nuevo aeropuerto, pero también demanda, principalmente a la Cámara de Diputados y de Senadores la integración de un grupo de trabajo que investigue a fondo el financiamiento que está realizándose para sostener esta obra y que tiene que ser un ejercicio acorde a la demanda de la ciudadanía de transparencia y rendición de cuentas, porque se trata de una estafa maestra que solo beneficia a cinco ciudadanos de este país.
Es necesario que respecto a los megaproyectos que se están llevando a cabo en el país como es el Tren Maya se consulte a las comunidades afectadas y se transparente el financiamiento.
“Este nuevo gobierno tiene que cancelar el aeropuerto, porque es un robo a las arcas públicas y un ecocidio. Si continúa veremos una devastación que afectará no solo a la cuenca de México sino a la ciudad de México”, aseguró.
El FPDT reiteró la invitación a la ciudadanía para que se unan a la movilización que se llevará a cabo el 25 de octubre en contra del NAIM, que partirá del Ángel de la Independencia, en punto de las 16:00 horas.
Ante la pregunta de los periodistas acerca de si el FPDT aceptará el resultado de la consulta popular, la señora Trini, lideresa de Atenco, comentó que si el nuevo gobierno quiere llevar a cabo la consulta popular está bien, pues ellos confían en la gente. “Pero independientemente del resultado nuestra lucha va a continuar y vamos a continuar dando argumentos válidos para poder tirar este proyecto.
Independientemente de lo que resulte de la consulta, la lucha no se termina con los resultados, la lucha va a continuar y por eso seguimos haciendo el llamado a toda la ciudadanía para que caminemos juntos el próximo 25 de octubre”.
Para participar en la consulta popular debes de presentarte con tu credencial del INE en las mesas de consulta. Para mayor información del proceso y para ubicar la mesa de consulta más cercana a tu domicilio puedes consultar el siguiente link.
Vivimos un proceso de transición muy largo que deja muchas dudas en el camino. El gobierno saliente deja un proyecto con una infinidad de focos rojos que alertan acerca de la corrupción con la que se manejó la entrega de contratos y el financiamiento con el que se está llevando a cabo la construcción del NAIM.
El nuevo gobierno recibe un megaproyecto ecocida con grandes incógnitas sociales. Los pueblos afectados reclaman mejores alternativas que respeten los derechos de las comunidades, así como la flora y la fauna del lugar.
Llegó el momento de decidir. ¿Ustedes qué opinan?
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EDT/TIV