LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.- La película, estrenada en 1984, logra algo difícil: equilibrar comedia y acción. La mezcla de situaciones hilarantes con secuencias de acción bien ejecutadas es producto de un buen guión, que trabaja sobre la premisa de un detective de Detroit que viaja a Beverly Hills para investigar un caso, y el choque cultural que se produce con sus pares de ese barrio residencial de Los Ángeles. Martin Brest, el director, supo aprovechar la capacidad cómica de Eddie Murphy, lo que resultó en una recepción positiva tanto del público como de la crítica.
La película se transformó en un fenómeno cultural, dejando claro el potencial para continuar la historia y explotar el personaje de Axel Foley: el público quería verlo en acción nuevamente. Así llegó la segunda parte en 1987, dirigida por Tony Scott, que sigue a Foley mientras investiga una serie de robos en Beverly Hills vinculados a un empresario adinerado.
La tercera parte, en manos de John Landis y estrenada en 1994, no alcanzó la misma repercusión que las anteriores. En esta ocasión, Foley regresa a Beverly Hills para investigar el asesinato de su jefe, lo que lo lleva a descubrir una trama criminal en un parque de diversiones.
Treinta años más tarde, el personaje tendrá una nueva aventura. El próximo 3 de julio, se estrenará en Netflix la cuarta entrega de esta secuela. Axel Foley (Eddie Murphy), ahora inspector, vuelve a patrullar por Beverly Hills.
Cuando la vida de su hija corre peligro, ella (Taylour Paige) y el propio Foley recurren a un nuevo compañero (Joseph Gordon-Levitt) y a sus viejos amigos Billy Rosewood (Judge Reinhold) y John Taggart (John Ashton) para ir a por todas y destapar una conspiración.
Murphy ya no es el veinteañero de antaño (tiene 63 años), pero su carisma sigue intacto, como lo demuestran sus trabajos en “Mi nombre es Dolemite” y “Un príncipe en Nueva York 2”, ambos del último lustro. Todo indica que el reencuentro con uno de los íconos de los 80 será auspicioso, especialmente recomendado para nostálgicos.
AM.MX/fm