CIUDAD DE MÉXICO.- “Es absolutamente liberal, de lo más revolucionaria, pero anclada a su clase social, la aristocracia inglesa”, expresó Margo Glantz en la charla que abrió el ciclo De un Cuarto Propio a un Cuerpo Propio, donde se reflexionó sobre la escritora Virginia Woolf a partir de su ensayo Un cuarto propio, publicado en 1929, y a 84 años de su aniversario luctuoso.
La académica universitaria dialogó con la poeta y crítica literaria Gabriela Jáuregui. A más de 90 años de la publicación original del texto, Virginia Woolf aún es valorada como un símbolo firme en la liberación femenina. Sin embargo, las dos escritoras mexicanas reconocen que ciertos aspectos del pensar de la autora inglesa han sido plenamente superados.
Woolf perteneció a una familia adinerada, al centro de la aristocracia inglesa. Este privilegio le causaba severos conflictos e incluso paradojas. “Era una mujer de familia acomodada y, a su vez, traicionaba esos ideales”, analizó Glantz. La jerarquía social la incomodaba, pero fue ese mismo estatus el que le permitió desarrollarse artísticamente.
El pensamiento de Virginia Woolf manifestado a través de sus letras era una ruptura de las convicciones de su entorno: el sistema patriarcal, el imperialismo inglés, el racismo. Sin embargo, ella no podía salirse totalmente de esa estructura social.
Su despertar feminista se dio tras notar las enfermedades que su madre sufrió al someterse a tareas domésticas. A la muerte de ella reconoce el mecanismo de esa realidad: la servidumbre femenina. El contexto era tan complejo para las mujeres, que la educación y realización personal eran metas inalcanzables.
El ambiente cerrado y las pocas posibilidades de salida radicalizaron las ideas de Woolf, al punto de jerarquizar las ganancias materiales, propias para la independización, por encima de garantías intangibles como el derecho al voto. Esto en un tiempo donde el sufragio no era universal.
Al igual que otras figuras universales de la cultura, Virginia Woolf creció rodeada de hermanos varones. A estos se les otorgaban mayores atenciones y oportunidades de crecimiento. De esta relación de desigualdad surgen los polos totalmente opuestos donde el hombre resplandece y la mujer es minimizada.
Afortunadamente, ella pudo salir del mandato patriarcal de su hogar, pero esta no fue la misma suerte para otras mujeres brillantes. Gabriela Jáuregui recordó el caso de María Anna Mozart, hermana de Wolfgang Amadeus, quien mostró un don incomparable para el piano y, sin embargo, al cumplir la mayoría de edad, su propio padre la orilló a contraer matrimonio. Así apagó su primoroso talento.
Paradoja
Virginia Woolf vivió con una constante paradoja consigo misma. Por una parte, buscó darle la espalda a la aristocracia y al imperialismo de Inglaterra, pero a su vez se reconocía como parte de ese sistema jerárquico. Su visión se sesgó hasta el punto de no reconocer a escritoras contemporáneas por no formar parte del mismo nivel social.
A pesar de sus contradicciones, Virginia Woolf es, bajo la mirada de Margo Glantz, “un referente obligadísimo para cualquier persona que esté relacionada con el feminismo”. En este momento histórico, Woolf recuerda los primeros episodios de la liberación femenina, los avances y los retos futuros. “Es una de las mujeres más extraordinarias, porque nos toca a todas nosotras”, concluyó.
Esta fue la primera de las sesiones de diálogos sobre literatura y mujeres que sostendrán Glantz y Jáuregui como parte del programa Grandes Maestros.UNAM. Las siguientes serán los miércoles 7 y 14 de abril a las 17:30 horas por el canal de YouTube de Cultura en Directo.UNAM.
Virgina Woolf se atrevió a escribir sobre las injusticias intelectuales, políticas y sexualesalas mujeres en un tiempo en el que, siquiera pensarlo, era inconcebible.
Virginia Woolf es una de las poquísimas escritoras que fueron publicadas durante la primera mitad del siglo XX. Nació en Londres el 25 de enero de 1882 y comenzó a escribir profesionalmente en 1905, aunque su primera novela salió diez años después.
Hasta el día de su muerte –el 28 de marzo de 1941– publicó nueve
novelas, diez colecciones de cuentos, y muchos libros de no-ficción, dentro de los cuales destaca el ensayo “Una habitación propia”.
Una de las principales características de su escritura era darle especial presencia a las emociones e interpretaciones sociales, sobre todo aquellas de las que, a pesar de ser vividas de manera
cotidiana, eran muy poco habladas.
Una de sus aportaciones a la novela moderna fue el recurso del monólogo interior y el flujo de consciencia que, en boga el psicoanálisis, le dio profundidad a la construcción de sus personajes y que la acercó a James Joyce, Marcel Proust, Franz Kafka y Thomas Mann.
La forma de escribir y de pensar de Virginia Woolf la llevó a ser inspiración e influencia del movimiento feminista liberal sufragista, al que después se fue uniendo de forma consciente de diferentes maneras. La primera y más relevante, en los temas que
analizó en sus obras, como el uso de la violencia de hombres sobre mujeres para reprimirlas de forma política e intelectual –en Mrs. Dalloway–; o en Una habitación propia en la que, con la célebre
frase, “Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si va a escribir ficción”, hace alusión a la necesidad de independencia financiera de la mujer.
En las cartas que se escribió con los intelectuales del círculo de Bloomsbury se ha encontrado gran evidencia e la manera en la que percibóía la vida y opinaba sobre la misma, como en el largo intercambio que tuvo con Vita Sackville-Wes, una escritora que comentaba que la sexualidad esa más fluida de lo que indicaban términos como “heterosexualidad” y Homosexualidad”.
En un discurso que hizo para The Women’s Service League en 1942, habla de la dificultad como mujer de pelear con el fantasma de “la
mujer perfecta”, que resuelve todo lo que sea necesario, sonríe siempre, sabe cocinar, cantar y bordar.
Virginia Woolf habla de cómo, para poder escribir y ser exitosa en ello, tenía que pelear con ese “ángel de la casa” y se cuestiona
cómo es ser mujer y qué es ser mujer. Podrían parecer comentarios ya muy sonados para el siglo XXI, pero la realidad es que, pensar o decir eso durante la Segunda Guerra Mundial, en la que el discurso hegemónico hablaba sobre el poder de los hombres de salvar el mundo, era inaudito.
El feminismo –quizá inconsciente– de Virgina Woolf ha sido un hito para un movimiento, que si bien hoy es trending topic y motivo de hashtags, ha sido una lucha constante co9n raíces en la ilustración.
Woolf fue capaz de publicar sobre temas de lo que no se tenía permitido ni siquiera pensar, y fue madre de inspiración para muchos otros intelectuales como Edward Albee, Michael Cunningham,
Simone de Beauvoir y Naomi Black, por mencionar algunos.
“No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”: Virginia Woolf.
AM.MX/fm