Por David S. Celin
El SIDA, una de las mayorías crisis de salud en la Historia, y considerada en un principio como una enfermedad de homosexuales, llegó a México en 1983. ¡Todos estaban desprevenidos! Nula información, cero políticas sanitarias y el estigma latente. Su triunfo estaba a la vuelta de la esquina.
Sin embargo, el bar El Taller, de Luis González del Alba (q.e.p.d), de la mano de activistas y miembros de la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Trasvesti, Transexual, Transgénero e Intersexual (LGBTTTI), se comprometió en la toma de conciencia sobre la crisis.
Así, el 14 de abril de 1987, “Los Martes de El Taller” abría sus puertas para convertirse en “una de las tradiciones más antiguas de la noche gay en la ciudad de México”, señala Alonso Hernández, cronista de la comunidad LGBTTTI.
“Fundado por Grupo Guerrilla Gay y Cálamo (quienes trabajaron todos los martes hasta 1997), pasaron la estafeta al Grupo Homosexual de Acción e Información, Mentes Envenenadas del Grupo Palomilla Gay, Club Leather de México, entre otros.
“Más tarde, Los Martes de El Taller llegaron a Archivos y Memorias diversas, que somos los herederos de esta tradición”, puntualizó Hernández, quien es el actual encargado de llevar a cabo estos eventos.
En más de mil 500 martes, “Los Martes de El Taller” han brindado pláticas con activistas, políticos, médicos, artistas; se han presentado libros y discos; se han discutido numerosos temas relacionados con la diversidad sexual. Se ha polemizado y hecho amistades y complicidades.
En este lugar se habla de aquello que los medios de comunicación de esa época callaban, por influencia de la Iglesia Católica o del mismísimo Estado. Activistas, como Xabier Lizárraga, Tito Vasconcelos, Luis Armando Lamadrid, el propio Alonso Hernández y Alfonso Macías (de Archivos y Memorias Diversas), le entraron al toro por los cuernos: lo hicieron con una gran dignidad, al mismo tiempo que dieron muestra de un gran altruismo.
El Taller no fue su única sede, lugares como La Estación, Contempo Cinema, Teatro Arlequín, El Almacén, La Belle Époque, La Chienne, CaberéTito Fusión y ahora la librería Voces en Tinta, han brindado su espacio para dar continuidad a este proyecto.
Cuando los demás rechazaban a los sepositivos, los excluían de su vida, “Los Martes de El Taller” se volvió el lugar donde se repartían condones -pese a la condena de la Iglesia-, se habla abiertamente de la enfermedad. Se abrazaban entre ellos. No había miedo.
A decir del periodista Braulio Peralta, en su libro Los nombre del arcoiris, “el movimiento homosexual ha tenido un papel preponderante en este tema (…) porque fue, el de los hombres gays, el sector más castigado -y estigmatizado- ante la proliferación del sida en el mundo”.
Una felicitación a “Los Martes de El Taller”, ahora “El Taller de los Martes”, el lugar donde se piden disculpas por “las molestias que esta toma de conciencia les ocasiona”.