Los mercados están presentes en el imaginario colectivo de los mexicanos. En estos lugares, divididos en pasillos coloridos y a veces un tanto insalubres, se encuentran los insumos básicos para la subsistencia de las familias mexicanas: carne, verduras, frutas, hierbas, utensilios de cocina, abarrotes, puestos de comida y demás enseres que todos usamos o consumimos diariamente.
Muchos de los mercados impactan por la diversidad de colores y productos; por su tamaño y hasta por su distribución o localización.
Al ser tan comunes en la vida del mexicano, se olvida el origen de algunos de estos mercados.
Muchos tienen una magnífica herencia prehispánica y sus historias van más allá de lo que se cree. Por ello, en esta nota te mostramos algunas de las razones para regresar o conocer uno de los mercados más famosos de la CDMX y del país: el emblemático mercado de la Merced:
- Antes de la llegada de los españoles, este lugar estaba lleno de adoratorios. También, fermentabn el pulque que bebían los tlatoanis del México prehispánico. En la calle de Talavera, se han encontrado vestigios de lo que parece ser un temazcal; incluso algunos investigadores del INAH, mencionan que esto podría ser la muestra viviente de que ahí estuvo el barrio de Temazcaltitlán.
- En la Nueva España, este lugar cambió de nombre y el topónimo para designarlo fue: San Pablo Teopan. Siguió siendo un punto religioso en el que se adoraba a la virgen de la Merced, de donde muy probablemente recibe el nombre actual.
- Si se camina por los alrededores del mercado, es posible encontrar algunos de los templos que fungieron como centros religiosos durante el virreinato: el Templo de San Pablo el Viejo, el Convento de la Merced o la Antigua Alhóndiga, donde se recibían los granos de los diezmos de la Catedral Metropolitana.
- En la calle de Talavera, hay un altar al Santo Niño de Atocha. Este es un altar que pusieron los artesanos que se dedicaban a vestir Niños Dios. Ahora es común encontrar comercios dedicados a su indumentaria y vestimenta.
- Se menciona que cuando Rufino Tamayo llegó a la ciudad. Observó los puestos de frutas en este mercado. En algunos testimonios, el pintor mencionó que la paleta de colores de sus pinturas se basan en los matices de colores que hay en los puestos de verduras y frutas.
¡Cómo no maravillarse con las impresionantes pilas de frutas y verduras! A cualquiera le impone tanto color en montañas que alimentan a una de las ciudades más pobladas del mundo.
Sin lugar a dudas, el barrio de la Merced cuenta con una gran herencia cultural. En este lugar conviven tanto lo antiguo como lo actual.
El mercado se encuentra ubicado en un barrio con mucha historia. Por esto y otras razones, los mercados nos cuentan y aportan mucho más de lo que pensamos. Esconden entre sus rincones: historia, leyendas, personas, tradiciones y todo ello se entreteje para mostrarlo a través de nuestra cultura gastronómica.