El sahuaro o saguaro (Carnegiea gigantea) es una especie casi endémica del estado de Sonora, en México, y del estado de Arizona, en Estados Unidos. Forma parte de un grupo muy amplio de cactáceas tropicales y subtropicales que alcanzan formas columnares masivas. Este cacto gigante es una especie amenazada, protegida por la Norma Oficial Mexicana NOM-059- SEMARNAT-2010.
La cactácea puede medir más de 16 metros de altura. Tiene un tallo principal que fácilmente pasa los 40 cm de diámetro y con el paso de los años le pueden surgir una o varias ramificaciones laterales.
Tardan 30 años en alcanzar 1 metro de altura y posteriormente crecen entre 2,5 a 3 cm. por año en el tallo principal. Los ejemplares más grandes pueden tener entre 200 y 300 años.
También tienen flores que crecen individualmente en la parte superior de las aréolas; en el ápice del tallo principal y de las ramificaciones. Son flores nocturnas, hermafroditas y tienen una coloración entre blanco y crema (en el interior). Por fuera son color verde. Además, crecen frutos de color rojo y alcanzan tonalidades púrpuras. Miden de 6 a 10 cm. de longitud y contienen muchas semillas.
Crecen en diversos hábitats, desde márgenes de arroyos hasta laderas muy inclinadas y planicies. Típicamente, podemos encontrarlos en matorrales desérticos. En ocasiones, en situaciones especiales puede prosperar en sitios muy rocosos del matorral del piedemonte, en pastizales y hasta en bosques abiertos de encinos.
Los sahuaros son elementos clave de los ecosistemas del Desierto Sonorense. Proveen recursos florales y frutos que mantienen una compleja red de interacciones que incluyen a los murciélagos, aves e insectos que se alimentan del néctar, polen y frutos.
El saguaro es y ha sido, desde tiempos remotos, parte importante en la economía y la tradición de los indígenas del desierto, particularmente de los pápagos.
Sus troncos pueden servir como material para la construcción de viviendas. Las flores, sus frutos (ricos en azúcares) y sus semillas son comestibles. Debido a esto, son una importante fuente de alimento para ellos; recolectan sus jugosos frutos ricos en vitamina C, B12 y fibra, para comerlos crudos, cocidos, en mermelada o para preparar un vino que es utilizado en las ceremonias para anunciar el inicio del monzón. También se comen sus semillas, ricas en proteínas y grasas, mismas que se pueden moler para hacer harina y preparar atole, galletas y otras recetas.
Esta etnia y sus antepasados han habitado la región del desierto de Sonora por miles de años. Ellos, siendo nómadas, aprendieron a cultivar una tierra, aparentemente estéril: la región del Gran Desierto de Altar es el entorno más seco de Norteamérica. La temperatura se eleva hasta 57 grados en verano y tiene menos de 250 mm anuales de lluvia; con kilómetros interminables de arena.