CIUDAD DE MÉXICO.- Para las familias mexicanas, la celebración del Día de la Independencia de México no estaría completa sin algunos alimentos: flautas, pambazos, tostadas y, por supuesto, el pozole. Este platillo es el favorito de muchos debido a su versatilidad, al balance de sus valores nutrimentales y a su inigualable sabor. Sin embargo, esta emblemática sopa tiene un interesante origen prehispánico que mucha gente desconoce. ¿Tú saber cuál es su historia?
La aparición del pozole se remonta a los tiempos del Imperio Mexica, donde se preparaba como parte de un ritual. El elemento esencial del entonces llamado pozolli, además del maíz, era la carne del enemigo capturado y posteriormente sacrificado. Por lo general, lo consumían guerreros y sacerdotes, quienes realizaban una ceremonia de comunión dedicada a una importante deidad.
Pozole: protagonista de una fiesta prehispánica
De acuerdo a los cronistas provenientes de Europa, a lo largo del año se celebraba con frecuencia la Tlacaxipehualiztli o desolladura de hombres, fiesta organizada en honor al dios Xipe Tótec. Según la mitología azteca, Xipe Tótec estaba angustiado por la subsistencia de los humanos, así que se desolló a sí mismo y se sacó los ojos para darles de comer. Otras versiones relatan que, a partir de su sacrificio, propició la germinación del maíz.
Los simbolismos del mito están relacionados a la renovación natural y, por tanto, a la fertilidad. De esta manera, en la Tlacaxipehualiztli se conmemoraba el heroísmo de Xipe Tótec con el sacrificio de guerreros de pueblos rivales. Se les extraía el corazón y posteriormente eran desollados y desmembrados para su consumo ritual. La vísceras eran desechadas y el resto de la carne -excepto el muslo derecho, que pertenecía por ley al Huey Tlatoani- era hervida junto con maíz cacahuazintle.
Este procedimiento recreaba las imágenes de la historia de Xipe Tótec. Mediante su cocción, el grano perdía su piel, tal como el guerrero sacrificado y la misma deidad, al que se le dedicaban las mejores mazorcas. Así, durante veinte días, los militares de alto rango y sacerdotes comían esta sopa sagrada mientras vestían la piel que habían arrancado a sus enemigos. Contrario a las leyendas modernas, el pozolli no era un plato popular ni de consumo cotidiano. Su degustación estaba reservada para las clases altas en aquellos días especiales.
Aparición del pozole moderno
Tras su llegada al Nuevo Mundo, los españoles no tardaron en presenciar la preparación del pozole. Según cuentan algunas crónicas, los conquistadores llegaron a probarlo sin saber que contenía carne humana. Cuando se difundió cuál era la proteína, se horrorizaron y prohibieron su consumo. No obstante, está registrado que, durante el sitio a Tenochtitlán y otros momentos críticos de la guerra, permitieron que sus aliados mesoamericanos consumieran la carne de los mexicas caídos.
Una vez que comenzaron las labores de evangelización y que el poderío español se consolidó, la antropofagia quedó prohibida. Por lo tanto, se sustituyó la proteína base del pozole por la carne de puerco, que según las crónicas, tiene un sabor muy similar a la nuestra. A partir de la época colonial, el consumo de la sopa se fue haciendo más común y su receta se dispersó por diversas regiones de la Nueva España. ¿Qué piensas de este antecedente directo del pozole? ¡Sin duda, un buen tema de conversación! Si te gustó la nota, no olvides compartirla.
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ET/SR