El pastel de bodas más famoso de Francia es el croque en bouche, que literalmente quiere decir: crujir en boca.
Es un postre típico de las bodas francesas desde el siglo XVIII, pero anteriormente su preparación no era con choux, como lo es actualmente.
Este pastelillo, en un inicio era armado con pequeños trozos de panes que llevaban los invitados de las bodas y de esta manera simbolizaban la buenaventura y prosperidad al matrimonio.
Años más tarde, el “arquitecto de la cocina”, el famoso Antonin Carême (quien es considerado el que inició la haute cuisine) creó lo que actualmente se conoce como croque en bouche, pero no se tiene certeza de ello.
Lo que sí es cierto, es que un pariente cercano de la pâte a bombe (pasta bomba o pasta choux) con la cual se hacen diversos postres pertenecientes a los petit gateau franceses -cuya popularidad se ha extendido en todo el mundo, principalmente en México desde hace algunos años- se originó gracias a los italianos. La famosa Catalina de Medici llevó a todos sus cocineros y sirvientes a la corte francesa en 1540. Es precisamente con los Medici que la gastronomía francesa es impulsada de manera impresionante. Misma razón por la que franceses pelean platillos a los italianos, pero ciertamente fueron ellos los que aportaron; a través de las migraciones y los lazos entre matrimonios, gran parte de su actual gastronomía. Y es que, nadie se debe por entero a sí mismo.
Es importante destacar que este postre requiere de paciencia y resulta un poco complicado montar una pieza; que hasta parecería ser una escultura, pues se debe tener el caramelo a un temperatura manejable. Además debe montarse de manera cónica, para evitar que no se caiga o tome un rumbo que terminaría por parecerse la Torre de Pisa.
Sin dudar, este pastel ha recorrido muchos años para llegar a ser uno de los clásicos de la pastelería. Actualmente se puede disfrutar en otros eventos, no sólo en bodas y su montaje parece un arbolito de Navidad.