CIUDAD DE MÉXICO, 20 de mayo (EDT).- México ha perdido en el último cuatrienio mil 600 millones de abejas, afirmó el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Tonatiuh Cruz.
En el marco del Día Mundial de la Abejas, este panorama es una “situación apocalíptica”, como señala un comunicado reciente. No es una exageración. Todo el país necesita de las abejas, desde los trabajadores que extraen y comercian con miel hasta nuestro propio entorno.
Las abejas son seres extraordinarios con habilidades inusitadas que diversos estudios registran cada día. Manejan conceptos matemáticos que a nosotros nos cuesta entender y, en colectivo, toman decisiones como lo haría un cerebro humano. Pero eso no es todo, ni de cerca. Las abejas son los agentes polinizadores más importantes de nuestro ecosistema y “un patrimonio ancestral”, señaló Tonatiuh Cruz, investigador de la UNAM.
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La población de abejas mexicanas se ha visto mermada por la destrucción de su hábitat y el uso de agroquímicos, como los pesticidas. En el peor de los casos, la fumigación excesiva de los sembradíos mata a las abejas. Cuando sobreviven, se encuentran tan confundidas por el herbicida que no consiguen regresar a sus colmenas.
Los daños al ecosistema que su pérdida ya está provocando también se vuelcan a lo social. Cruz comenta que las abejas han existido en territorio mexicano desde antes de la llegada de los españoles. Los productos que se obtienen de ellas, como la miel, el propóleo y el jarabe real fueron de gran importancia para las culturas prehispánicas. A la fecha, la exportación de miel de abeja significa una fuente de importantes ingresos para México, que es su tercer productor a nivel mundial.
El Senado de la República ha aprobado un acuerdo para acabar con el daño que sufren nuestras colonias de abejas. Además de ser parte de nuestro patrimonio histórico y cultural, estas criaturas contribuyen al delicado balance que mantiene viva la biodiversidad de México, uno de los grandes tesoros del entorno que hay que preservar.
¿Por qué desaparecen las abejas?
Los científicos investigan desde hace años la desaparición de las abejas y han detectado más de una docena de factores negativos que inciden por separado o en conjunto (“efecto cocktail”):
Insecticidas: dos recientes estudios publicados en la revista Science señalan que el uso extendido de los insecticidas neonicotinoides han afectado de forma negativa a las colonias de abejas y abejorros. Estos pesticidas, introducidos a principios de los años noventa del siglo pasado, se han generalizado para el control de plagas en los cultivos de todo el mundo.
Productos químicos: diversos estudios han demostrado que algunas sustancias pueden afectar al sentido de la orientación, la memoria o el metabolismo de las abejas.
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Nosema Ceranae: la presencia de este hongo en las colmenas mata a las abejas y favorece otros factores letales para estos insectos, como el ácaro parásito Varroa. Así lo señalaba un estudio de la revista Applied and Environmental Microbiology.
Parásitos: además del mencionado Varroa, otros parásitos, como un pequeño escarabajo que daña las colmenas, causarían más daños que hace décadas.
Contaminación del aire: reduce la potencia de los mensajes químicos que emiten las flores y a las abejas y otros insectos les cuesta más localizarlas, según un estudio de la revista Atmospheric Environment. Sería un círculo vicioso: si no encuentran las flores no comen bien, mientras que las flores no se reproducen al no polinizarse.
Cambio climático: podría agravar la situación de varias formas, como la alteración en el tiempo de floración de las plantas o la cantidad y época de lluvias, que afectaría a la cantidad y calidad del néctar.
Especies invasoras: abejas de otras regiones, como la africana o la asiática, se han introducido en Estados Unidos y Europa, respectivamente, y dañan a las especies autóctonas.
Campos electromagnéticos: las emisiones de postes eléctricos podrían confundir a las abejas.
Las abejas desaparecen en todo el mundo desde hace décadas y, en los últimos años, el ritmo se ha acelerado. La situación es mucho más grave que quedarse sin miel: la mayoría de los alimentos que consumimos, o muchas plantas que ofrecen servicios esenciales en los ecosistemas, no serían posibles sin la polinización de estos insectos. Es hora de cuidar a las abejas.
La polinización
La polinización, el intercambio de polen entre las flores, ayuda a que las plantas se reproduzcan y que diversos animales se alimenten. Esta reproducción vegetal depende únicamente de ciertos insectos, como las abejas, moscas, mariposas, aves y murciélagos; los cuales transportan el polen de las plantas. De ese modo, el ecosistema puede desarrollarse: se forma la tierra que dan vida a los bosques; éstos últimos producen oxígeno, previniendo la erosión del suelo y regulando el flujo del agua; de manera tal que la cadena alimenticia continúa su curso.
Por esta razón, las abejas se han convertido en insectos primordiales para el proceso del ciclo de la vida; no obstante, en la actualidad se encuentran en peligro de extinción.
La agricultura moderna, al intentar erradicar a los insectos que dan vida, ha provocado que colonias de abejas desaparezcan por completo. Incluso, la Universidad de Reading informa que la diversidad de estos animales ha disminuido al grado de provocar la extinción de siete especies: “Cuatro especies de abejorros se han extinto de toda Europa, y la tendencia señala situaciones similares en Norte América y China.” Esta situación se ha generado debido a la ausencia de áreas verdes libres de insecticidas, como el neonicotinoide.
Como respuesta para prevenir la desaparición de estos insectos, llega EPILOBEE, programa de supervisión epidemiológico de la Comisión Europea en 17 países europeos. El objetivo del proyecto es recolectar información y métodos útiles que puedan ayudar a estos animales.
Por primera vez, los países de Bélgica, Dinamarca, Alemania, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Polonia, Portugal, Eslovaquia, España, Suecia y Reino Unido, se juntaron para mantener un control respecto con la natalidad y mortalidad de las colonias de las abejas.
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